Un golpe de fortuna cuando el duelo gallego arrancaba en el estadio de Riazor después de cuatro temporadas de ausencia y un golazo de Lassad en la recta final del clásico (2-1) permitieron al Deportivo dar la primera gran alegría del curso a sus aficionados ante el eterno rival, el Celta de Vigo.

Si hubiera sido un combate de boxeo, el equipo vigués habría merecido más en su visita a Riazor, donde encajó un gol en propia meta, se encontró con un gran Dani Aranzubia, consiguió empatar con la entrada del chileno Fabián Orellana y acabó sucumbiendo un minuto después con un zapatazo del franco-tunecino Lassad Nouioui.

Después de cuatro temporadas sin enfrentamientos oficiales y con los dos equipos en Segunda tras el descenso del Deportivo en mayo, Galicia tenía ganas del clásico entre coruñeses y vigueses.

La exigencia del partido ayudó al Deportivo. Los blanquiazules evitaron complicaciones en defensa y la suerte les acompañó a los cuatro minutos en su primer ataque, que culminó de tacón Riki . El gol dio confianza al Deportivo, sobre todo a su delantero.

La lesión de Riki y la interrupción del partido durante unos segundos por el lanzamiento de bengalas que emitían destellos descentraron al Deportivo. En la reanudación, el Celta salió más enchufado y empató. Pero Lassad, en el 83, puso el 2-1 final.