Apostó por un 4-0 en el clásico de noviembre y falló. No por exceso, sino por defecto. Por culpa de Jeffren, que anotó el quinto gol traspasado el minuto 90. Pero Sandro Rosell no sufrió ningún disgusto, porque siempre podrá recordar que despidió con un 5-0 la primera visita de Florentino Pérez y el primer Barça-Madrid.

El presidente del Barça sacó ayer la manita a pasear. La que todavía debería guardar en el bolsillo por prudencia. Para que ese pronóstico, aun tratándose de un acto solidario, no se le volviera en contra y le acusaran de prepotencia. Como le sucedió al efímero presidente del Madrid Vicente Boluda, más recordado por anunciar un chorreo al Liverpool (dos derrotas por 0-1 y 4-0) y una victoria sobre el Barça que concluyó con el 2-6. Rosell cometió el mismo pecado de vender la piel del oso antes de cazarlo.

"Pongo un 5-0 en la porra para no perder la costumbre", explicó Rosell, tras asegurar que él no apuesta nunca y que ayer hacía una excepción. No media dinero en esas apuestas. Rosell se jugó "un kilo de arroz, un kilo de pasta, un litro de leche y un litro de aceite". No le sabrá mal perder el vaticinio, como perdió el anterior, porque esos productos irán al Banc dels Aliments, entidad que recoge alimentos para entregarlos a personas que pasan hambre en Cataluña. En el 2008 atendió a 52.000 familias; el año pasado, necesitaron ayuda 165.000, como consecuencia de la crisis.

"Me conformo con levantar el trofeo", dijo cuidadosamente José Manuel Pinto para no contradecir ni violentar a Rosell, que el día anterior había firmado la renovación de su contrato hasta el 2012. "Si levanto la Copa seré el hombre más feliz del mundo", explicó el portero, que será el titular en la final de Mestalla.