Un doblete de David Villa, con el que se convirtió en el máximo goleador de la historia de la selección española, premió la apuesta por el fútbol y condujo a la remontada a España ante la República Checa (2-1), en un golpe de autoridad de la Roja al grupo de clasificación para la Eurocopa 2012.

David Villa sacó del apuro a la selección. Recuperó su olfato goleador en un momento clave. Para derribar un planteamiento ultra defensivo de la República Checa, el rival más duro en el inmaculado camino a una nueva gran cita.

En una fecha incómoda, cuando los clubs caminan por la delgada línea que separa el éxito del fracaso, regresaron los partidos oficiales de la selección. El primer trabajo de Vicente Del Bosque era mentalizar a sus futbolistas. El segundo encontrar la fórmula para derrumbar el muro que ubican los rivales en el terreno de juego desde que España es campeona del mundo.

Una República Checa con menos brillantez que la etapa liderada por Pavel Nedved, pero el mismo carácter luchador, aterrizó en Granada presentando sus respetos al campeón y plasmando sobre el tapete un planteamiento conservador.

Del Bosque apostó por Jesús Navas. Había que abrir el campo. Con Fernando Torres en el banquillo y David Villa como 9, perdiendo su desborde cuando parte desde la izquierda, a España le faltó remate. Pese a ello protagonizó un inicio arrollador. El guión era el esperado. El dominio abrumador. No había noticias ofensivas de la República Checa. Milan Baros era un guerrero solitario e Iker Casillas un espectador de lujo. Pero el fútbol tiene guiños inesperados. Plasil, en el único tiro a puerta de los checos en todo el partido, sorprendió a los 29 minutos con un zurdazo ajustado, que entró a la portería.

España ha sufrido recientemente derrotas dolorosas en duelos