Dije justo hace una semana que no sabía si pensar con el corazón o con la cabeza. El Córdoba estaba a siete puntos del ascenso y del descenso. Expuse mis argumentos por los que no me quedaba muy claro si acogerme lo racional o lo visceral. Siete días después sigo sin decidirme. Si todo sale bien hoy, el equipo puede terminar a tan solo cinco puntos de los puestos que dan opción a jugar las eliminatorias de ascenso. Hay muchos equipos implicados, por lo que se quitarán puntos entre sí y, de mantener una línea regular no sería una quimera pensar ese objetivo --siempre que se logre primero la permanencia--. Pero por otro lado, presiento que estos jugadores están dando más del cien por cien en cada partido. Eso es muy difícil de mantener en un tramo de competición en el que rivales con futbolistas de mucho más peso que los del Córdoba lucharán con todas sus fuerzas para lograr sus objetivos primigenios. Sé que es un éxito lo que está haciendo este equipo, pero no me resigno a soñar y a mantener viva mi ilusión.