Es que al equipo lo han llevado muy mal desde el verano", me comentaba un camarero al ser preguntado sobre una de las incógnitas de la temporada: ¿Qué le pasa a este Tenerife que hace nada estaba en Primera División y con gente de calidad en sus filas? "Peleas con el entrenador que empezó, luego fue a peor con el que vino y ahora, que parece que sí puede ser igual es tarde", me comenta el aficionado chicharrero con una mirada en la que pesa más el pesimismo de la realidad que la esperanza de la ilusión.

Con todo, el equipo congrega a 14.000 fieles en un Heliodoro que muestra publicidades con un mensajes subliminales. Uno de ellos, de una empresa de ocio alternativo: "Saca la bestia", mientras que otra destaca en letras gigantes de color rojo: "Adiós al dolor". Pero no. Un joven aficionado chicharrero se sienta a escasos metros y, desde el minuto uno, pone el trabajo que él entiende que falta en la banda, desde el banquillo, a pesar de ser Antonio Tapia el tercer técnico que ha dirigido a su equipo en esta temporada. "Claaaro, claaaro, si le has dejado la puerta abierta, ¿qué esperabas? ¿No te has dado cuenta?", se desespera cuando Dubarbier echa la mirada atrás viendo cómo Callejón enfila el fondo del césped para lanzar un centro.

Durante las 24 horas previas al duelo da tiempo a seguir preguntando a cualquiera, ya que prácticamente todos son socios o siguen el fútbol, a su equipo, a su Tete . Las respuestas están más que divididas, desde los que dan al Tenerife por irremisiblemente descendido hasta los que le dan posibilidades de llegar al sexto puesto (¡). "Hombre, si ganan todos los de casa y consiguen ganar en tres de los otros seis de fuera...", comenta un cliente de un restaurante que con la mirada está diciendo simultáneamente: "Sí, ya, pero te prometo que no me he pasado con la cerveza".

El joven aficionado, en el estadio, sigue ayudando a Tapia. "Bieeeen, así. Sigue, ahora abre a la derecha. Bieeen. Ahora, tú. Abre más". Pero Antonio Hidalgo decide intentar entrar en el área y Fuentes le quita el balón. "¿Ves? ¿Pero porqué no hacen caso? ¡Si no es tan complicado!", comenta desesperado a su vecino de localidad. Será porque el fútbol no tiene lógica. Posiblemente. Si la tuviera, este Tenerife no estaría donde está. Por eso su vecino solo tenía ojos para Ocón Arráiz.