En el momento más crítico de la temporada --nunca hasta ayer el Córdoba había estado tan cerca de cosechar cuatro derrotas seguidas--, y con un banquillo lleno de canteranos por las numerosas bajas, Lucas Alcaraz no quiso poner ningún reproche a su equipo. "Por todo lo que precede, solo me voy a quedar con lo bueno; ya habrá tiempo de ser más crítico", comentó. Y lo positivo, según él, duró más de una hora. "Los primeros setenta minutos son para resaltarlos, con jugadores lesionados, chavales de la cantera... en los últimos veinte nos ha pesado la responsabilidad del marcador a favor, no pesó las tres derrotas seguidas", aseguró.

"El equipo ha estado equilibrado salvo al final por la responsabilidad de ganar, por el momento de la temporada, por los muchos chavales jóvenes que teníamos...", insistió. Alcaraz era consciente de que "con lo que estaba pitando la afición, que estaba entregada, y con la cantidad de jugadores de calidad que tenía el Tenerife, nos podía marcar en cualquier momento". "Esa sensación, esa capacidad de desborde de los delanteros tinerfeños hacía que nuestra gente no estuviera tan cómoda; nos ha pesado el subconsciente".

El técnico justificó los últimos cambios. "Juanmi (Callejón) estaba desfondado y con Cabrera intentamos manejar el medio". Sobre su expulsión apenas quiso hablar. "Da igual. El árbitro hace lo que le da la gana, es una anécdota; a ver si me expulsan en todos", bromeó. .