1. CD Tenerife: Sergio Aragoneses; Marc Bertrán, Pablo Sicilia, Ezequiel Luna, Melli; Kitoko; Omar Ramos, Antonio Hidalgo (Juanlu Hens, min. 59), Dubarbier (Ricardo, min. 71); Igor (Natalio, min. 59) y Nino.

2. Córdoba CF: Alberto García; Fernández, Richi, Tena, Fuentes; Alberto Aguilar; Callejón (Usero, min. 87), Jorge Luque, Camille (Cabrera, min. 82); Pepe Díaz (Oriol Riera, min. 75) y Charles.

Goles: 1-0. Min. 12: Nino, de cabeza; 1-1. Min. 31: Callejón, de falta; 1-2. Min. 56: Alberto Aguilar, de fuerte disparo.

Arbitro: Daniel Ocón Arráiz (Comité Riojano). Expulsó a los locales Melli (min. 50), por una dura entrada como último defensor sobre Pepe Díaz, y Pablo Sicilia, por doble amonestación (min. 92); y también al entrenador visitante, Lucas Alcaraz (min. 66), por protestar. Amonestó al local Marc Bertrán y a los visitantes Pepe Díaz y Fernández.

Incidencias: encuentro disputado en el Heliodoro Rodríguez López ante unos 13.988 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la catástrofe ocurrida en Japón.

Un suspiro profundo, una distensión general de gestos crispados a lo largo de horas, de los últimos días incluso, unas palabras de alivio... Eso se pudo escuchar ayer tanto en la expedición blanquiverde como seguramente en gran parte de su afición. El Córdoba disputaba su primera final, la más importante de todas las que ha de jugar hasta el final de temporada, y se impuso en un campo en el que solo lo hizo una vez en los casi últimos 40 años. Y esa única ocasión en la que lo hizo (2004/05) ya era conjunto de Segunda B.

A diferencia de otros equipos con los que se han enfrentado los blanquiverdes (léase, Salamanca), el Tenerife no tiene apariencia de equipo muerto precisamente. Su afición, en todo caso, no le dejaría. Y sobre todo, Nino, por algo se quejaba en la previa Lucas Alcaraz. El almeriense no permitió que sus compañeros bajaran los brazos en los últimos 20 minutos y, en inferioridad numérica, fueron los momentos en los que en más apuros pusieron a los cordobesistas. Y todo, insistimos, por ese arrebato del delantero chicharrero, ese gesto de rabia de ir a pelear todos los balones, de levantar los brazos a los habitantes de la grada, de aplaudir cada gesto de los futbolistas de su equipo.

Por ello el mérito blanquiverde es mayor. El Tenerife es un equipo con altibajos, los que marcan individualmente cada uno de sus jugadores pero con una calidad incuestionable. Otra cosa es la ansiedad, la presión, el miedo a lo que pueda pasar en las próximas 12 jornadas... Pero como equipo, los blanquiazules no son, ni de lejos, el peor o de los peores conjuntos con los que se ha enfrentado el Córdoba, un Córdoba que escribió claramente una línea de unión entre el equipo de la temporada pasada y el que ha de ser en las próximas.

JUVENTUD Y DESCONEXIONES Lucas Alcaraz cumplió con los pronósticos y alineó la tercera defensa con menor media de edad de la categoría, con los cordobeses Fuentes (que recuperaba la titularidad meses después) y Fernández (que debutaba como titular en Liga). Además, hizo caso a las señales que le enviaba Oriol Riera --no tanto por malas actuaciones como por cansancio físico-- e introdujo a Pepe Díaz, que veía recompensados los buenos minutos que ofreció en Elche. Y el cuco volvió a volar sobre el nido.

Desde el principio se notó que el Córdoba continuará pagando la desconexión individual, el despiste, la falta de rigor en conceptos defensivos, más individuales que colectivos. Al primer minuto, Igor aprovechaba una indecisión de Richy para lanzar un disparo raso y cruzado desde el borde del área pequeña que se marchó fuera por muy poco. En contraposición, los blanquiverdes, comandados por la tripleta formada por Callejón, Pepe Díaz y Charles ponían en aprietos a los blanquiazules. Charles puso a prueba a Sergio Aragoneses (min. 7) y Pepe Díaz erraba incomprensiblemente tras una gran jugada de estrategia con falta sacada por Camille y pase de Charles al de Almodóvar (min. 9). El brasileño volvía a comprometer al portero chicharrero y Fernández se animaba a subir la banda para mandar un centro que no encontró rematador, pero sí a Aragoneses. Y así, con el Córdoba llamando a la puerta rival, llegó el segundo error de los centrales al dejar solo a Nino, que aprovechó el regalo. 1-0 y a remontar la final.

La importancia de los tres puntos logrados por el Córdoba se intuye solo mirando la tabla clasificatoria y cambiando guarismos. El descenso vuelve a estar a más de dos partidos de diferencia y da mucho aire

Lo mejor es que se gana tiempo en la vuelta de jugadores como De Coz, Sesma o Gaspar e incorporaciones como la de Pepe Díaz y, sobre todo, de la cantera: los laterales, ayer, muy solventes

El Córdoba intentó reaccionar, pero de nuevo llegaba un error en el pase de Tena a Alberto Aguilar, que el otro Alberto, recuperado de su contractura, se afanó en arreglar (min. 16). A pesar de que la banda izquierda quedaba casi inédita en el primer tiempo y de que Alberto Aguilar perdía excesivos balones, el control del encuentro fue del Córdoba, que al comprobar que no generaba grandes ocasiones, se volvió a entregar a la estrategia. Callejón sacaba una falta lateral y Alberto Aguilar intentaba rematar consiguiendo despistar a Sergio Aragoneses, que vio como el esférico se introducía en su portería. Gol directo del motrileño que hacía justicia a lo visto sobre el terreno de juego. De ahí hasta el descanso, más de lo mismo. El Tenerife funcionando con más corazón que cabeza y el Córdoba dando más sensación de control del encuentro del que podía parecer. En todo caso, lo mejor de los blanquiverdes es que cumplían el lema de "prohibido perder" y daban señales tímidas de que podían obtener algo más.

Tras el descanso, los de Lucas Alcaraz decidieron el choque en un primer cuarto de hora de equipo con fortaleza. Fuentes subía la banda por primera vez, sacando un centro al que no llegaba por poco Pepe Díaz, pero sí Charles, que mandaba el esférico contra la cruceta. A los cuatro minutos de esa ocasión, Pepe Díaz, el cuco del año pasado, peleaba un balón y conseguía llevárselo ante Melli, que lo derribaba al borde del área. Un errático Ocón Arráiz acertaba al expulsar al central blanquiazul, que dejaba a los suyos en inferioridad. En el 56 llegaría el gol del triunfo. Un centro corto de Jorge Luque lo cabeceaba Pepe Díaz hacia Alberto Aguilar, prácticamente en el punto de penalti. El de Benamejí fusiló a Sergio Aragoneses para hacer efectiva la remontada.

TRAS 15 MINUTOS DE ORO No se quedó ahí la cosa. Fuentes volvía a subir la banda yéndose entre dos rivales. El tercero, Marc Bertrán, le entraba en falta de mala manera. Hubiera sido la segunda amarilla para el ex cordobesista, pero el colegiado riojano decidió, a partir de ese momento, que la afición podía pitar en algunos momentos. Como apenas ocurría nada sobre el césped se fijó en Lucas Alcaraz y lo mandó a la caseta sin causa aparente. Lo poco que había en el terreno de juego en ese momento lo ponían los visitantes, como en otra estrategia blanquiverde que terminó con paradón de Sergio Aragoneses a disparo de Callejón.

NINO, MASCARON DE PROA El almeriense apeló al orgullo de los suyos, tanto los que estaban sobre el verde como los que se encontraban sentados en la grada. Y la arenga funcionó. Juanlu Hens obligaba a emplearse a fondo a Alberto García y cinco minutos después, en el 77, el de Fuente Palmera servía un balón aéreo a Nino que se marchaba rozando el palo de la portería cordobesista. A pesar del trivotazo (o cuatrivotazo contando a Usero) que colocó Lucas Alcaraz en los últimos minutos, el Córdoba no lograba apagar los ímpetus chicharreros. Los de Tapia aún consiguieron marcar, aunque en claro fuera de juego del delantero almeriense (min. 84), que volvió a obligar a Alberto García a intervenir prodigiosamente a dos del final, pero que no movió un marcador que el Córdoba mereció, tanto por su actuación ante los chicharreros como por la línea marcada a lo largo de la temporada. Un triunfo logrado con innumerables adversidades previas y con no menos presión que la del rival.

UNA NUEVA VERSION Llamativas, esperanzadoras, pedagógicas... Muchas son las notas que dejó el Córdoba en la tarde de ayer en Tenerife. No es Navidad, sino época inmediatamente posterior a la de carnestolendas, por lo que habría que reinventar el cuento de Charles Dickens. Al conjunto de Alcaraz le visitó el fantasma del pasado, con algunos tintes agradables (regreso de Pepe Díaz, actuación de Alberto García...), pero también desagradables, como las ausencias de De Coz, Gaspar, Arteaga, Javi Flores o Gerardo, sin olvidar elementos aún aprovechables de ese pasado. También apareció el espíritu del presente, representado en el carácter de un grupo que mantiene el nivel, su identidad propia, que hace recordar que este equipo está para lo que está: mantener una categoría profesional, algo de lo que se ha disfrutado poco en las últimas cuatro décadas. Para unir el pasado y el deseo llegó también el espíritu del futuro, representado por esa cantera que ayer estuvo en el Heliodoro y que rubricó un ilusionante cuento de carnaval para el Córdoba.