Lo que en Córdoba es difícil de aceptar parece que en Salamanca se encaja mejor. Al menos, de momento. Con un presupuesto de apenas cinco millones y una plantilla con un coste de algo más de 1.700.000 euros, el que fuera legendario jugador charro, Balta, reconvertido a secretario técnico, ha dado las riendas del proyecto a un debutante en la categoría al que apenas le adornan éxitos llamativos. Porque este granadino de 37 años trabajó hasta este verano en su provincia, principalmente. Con menos de 30 ya se estrenó en el Imperio de Albolote, para pasar después al Arenas de Armilla Cultura y Deporte y seguir en el Baza, conjunto con el que debutó en la categoría de bronce del fútbol nacional.

Profesor de táctica en el Cedifa (Centro de Desarrollo e Investigación del Fútbol Andaluz), a Cano le valió la buena campaña en el Baza para firmar por el primer club de la provincia. En el Granada tenía el objetivo de entrar entre los cuatro primeros puestos, pero se quedó a un solo punto. En la 2008/09 continuó con los rojiblancos, pero una mala racha acabó con su periplo en el conjunto nazarí.

Enamorado de lo que algunos llaman buen fútbol (¿quién no?), Cano ha encontrado en Juan Manuel Lillo a uno de sus defensores, que ve en él un representante de la nueva hornada de técnicos que ven solo el buen juego como camino para la victoria, a pesar de que al donostiarra ese concepto le ha costado más de un disgusto en forma de destituciones y pasadas temporales por el ostracismo. En una de ellas, a Cano le dio tiempo incluso a escribir un libro de título algo engorroso. El modelo de juego del FC Barcelona. Una red de significados interpretada desde el paradigma de la complejidad .

Como estudioso del sistema impuesto por Guardiola en el Barça tuvo la oportunidad de enfrentarse la campaña pasada precisamente al germen blaugrana encarnado por Luis Enrique Martínez y el Barcelona Atlétic. Cano cogía al Poli Ejido en enero con el objetivo de meterlo en las eliminatorias de ascenso a la categoría de plata. Con los celestes finalizó cuarto y le tocó como rival al Barcelona pequeño, aun teniendo desmenuzada la forma de juego de Guardiola, el filial alcanzó la categoría de plata del fútbol español. A pesar de ello (o quizá por ese motivo), el Salamanca se ha fijado en él rizando ya el rizo: no renunciar al buen juego a pesar del coste ínfimo de la plantilla, algo que le ha dado resultado a medias en los dos últimos años pero que ya en la última campaña a punto estuvo de costarle un serio disgusto.

Puede que no haya tantas fórmulas eficaces. Seguro que no hay una sola ideal. Y, si no, basta con mirar la historia blanquiverde. Años se llevan hablando de comenzar la competición con un triunfo que siempre aporta, amén de tranquilidad, ilusión. Pero por más plantillas creadas, por listas interminables de entrenadores que se han aportado, los blanquiverdes no estrenan la competición liguera en Segunda con triunfo desde hace la friolera de 35 años. El 8 de septiembre de 1975, con gol de Onega ante el Cádiz. Cuando el fútbol era fácil .