No está claro si es un defecto o una virtud. El caso es que el ser humano tiene la costumbre de no darse por vencido. Le suele costar asimilar noticias negativas. Siempre alberga la esperanza de que algo cambiará, por muy irreversible que parezca la situación. Quizá porque el hombre se nutre de esperanza, cuesta tantísimo perderla. Por mucho que todo parezca claro, que los indicios conduzcan al mismo final; por mucho que el dictamen resulte irrevocable, siempre queda ese rayo de luz que nos hace vislumbrar que algo puede cambiar. Pero, al final, nada cambia.

Mikel Dañobeitia sabe desde hace tiempo que no entra en los planes del nuevo proyecto del Córdoba. Se lo ha hecho ver todo el mundo. En los despachos y en el terreno de juego. Ha tenido tiempo de sobra para buscar una salida. No ha querido. Porque ofertas ha barajado. Ha tensado la cuerda hasta tal punto que el club ha dicho basta. Tiene claro que el uno de septiembre "no será jugador del Córdoba".

Se abren, pues, dos caminos. La entidad cordobesista pretende alcanzar una solución "amistosa". Pero si el jugador sigue cerrado en banda, actuará sin contemplaciones. Es decir, rescisión de contrato. Porque en el Córdoba si algo no ha gustado ha sido la pasividad del futbolista. "Se le han dado opciones", reconocen. Pero el jugador apenas se ha movido.

Empeñado en ganarse la confianza del técnico, parece no descifrar los mensajes que éste le manda. No solo por la petición de Alcaraz de fichar a un hombre de banda aparte de Charles y Sesma. Es que incluso antes de la llegada de Callejón, el granadino le situó como segundo delantero al tener esa posición vacía. Hoy sería el sexto hombre de banda o el quinto en punta. Su expulsión en Puertollano, fruto de la impotencia de verse más fuera que dentro.

Tan solo los mensajes de Javier Zubillaga --dijo que podría ser el Amavisca del Córdoba, haciendo alusión a la temporada en la que el Real Madrid no contaba con el zurdo y acabó siendo titular indiscutible-- despertaban en el vasco algo de optimismo.

UNA FICHA LIBRE Con la salida de Dañobeitia quedará una ficha libre. El club ya trabaja en la incorporación de un futbolista, aunque no hará dispendios. Será el propio mercado el que marque la llegada de, posiblemente, un atacante, aunque no se descarta reforzar otra posición si surge alguna oportunidad jugosa para el Córdoba. Y es que la demanda de delanteros ha encarecido sobremanera la puja por un nueve. Pero los blanquiverdes no tienen urgencias.