El nuevo Real Madrid del portugués José Mourinho se presentó ante su afición en el Trofeo Santiago Bernabéu, donde demostró encontrarse en pleno proceso de construcción, con numerosos aspectos por pulir, pero esperanzadores gestos de calidad engrandecidos por un bello gol de Di María (2-0).

La puesta en largo del Real Madrid ante su afición mostró un equipo a medio hacer, que llega al estreno liguero con mucho trabajo por hacer y las hojas de la libreta de José Mourinho a punto de acabarse repletas de aspectos por mejorar. Sobre todo debe definir a qué va a jugar. Implantar un estilo.

Un Bernabéu ilusionado, casi lleno pese a ser una calurosa noche de finales de agosto, dio la bienvenida a las nuevas caras del Real Madrid. Sergio Canales, Pedro León -los más ovacionados- Carvalho, Khedira, Di María y zil. Aunque la estrella es Mourinho. Cuando sonó su nombre por megafonía el estadio tronó.

Dominó el Real Madrid a un Peñarol bien colocado sobre el terreno de juego y respaldado en la grada por numerosos chilenos.

Los trazos de Mourinho se dejaron ver. En el Real Madrid dejaba detalles zil, llegaba por la calidad de Gonzalo Higuaín o un lanzamiento cruzado de Canales que hizo intervenir a Sebastián Sosa.

Tomó el mando Xabi Alonso, que asume los galones en la construcción con Khedira como destructor, para mejorar la cara de su equipo en el segundo acto. Fue cuando el pique de Cristiano lo convirtió en fútbol. Angel y demonio el portugués lideró el ataque. Además, la entrada de su compatriota, Angel Di María cambió el encuentro.

Su velocidad en la banda izquierda, sus gambeteos volvieron loca a la defensa chilena. Después de dos cabezazos de Benzema y Ramos, y un gol anulado a Marcelo Sosa por fuera de juego, Di María dejó la jugada de la noche con un golazo. El partido estaba visto para la sentencia. Fin de las pruebas para Mourinho. Arrancó la era post Raúl y Guti.