Raúl González Blanco, el excapitán del Madrid y antiguo siete de España, disputó ayer su primer partido de Liga fuera de su país sin demasiada fortuna. A sus 33 años, emprendió el camino hacia Alemania hace un mes después de casi dos décadas en el equipo blanco. En el Schalke, su nuevo destino, se estrenó en la Bundesliga contra su amigo Ruud Van Nistelrooy, otro exmadridista. El punta holandés del Hamburgo, un año más viejo que Raúl, fue mejor que su excompañero. Demostró que sigue siendo letal y marcó los dos tantos de su equipo (2-1).

En el Nordbank Arena se retaron los dos máximos goleadores de la historia de la Copa de Europa. Raúl (66 tantos) y Van Nistelrooy (60) se medían tras compartir cuatro temporadas en Madrid. Un derechazo del holandés en la primera jugada del segundo tiempo abrió el triunfo del Hamburgo. Farfán empató con un espectacular remate (m. 80), pero el veterano ariete volvió a aparecer tres minutos después para culminar una jugada.

El excapitán madridista no tuvo demasiado protagonismo, apenas un cabezazo fuera y un tiro a la media vuelta que tropezó en un defensa. Se esperaba con expectación su estreno en la Bundesliga. El siete se está adaptando muy bien a su nueva vida. Ha encontrado casa en Dusseldorf, a 35 kilómetros de Gelsenkirchen, la ciudad de su club. A orillas del Rhin vive con su mujer Mamen y sus cinco hijos, que ya tienen plaza en un colegio internacional. Los dos mayores han dado sus primeros pasos con el balón y podrían ingresar en las categorías inferiores del club azul.

Raúl es la esperanza del Schalke para conquistar un título que se le resiste desde 1958. Desde su llegada a Alemania, la plantilla ha acogido muy bien a la veterana estrella. Todos los jugadores, en especial los jóvenes, le veneran. Y las viejas glorias germanas le respetan profundamente, empezando por Franz Beckenbauer. "Es uno de los más grandes de la historia del fútbol europeo. Su presencia en Alemania realza nuestro fútbol", dijo.