Ccesc Fábregas no para. Está en Madrid, concentrado con la selección española y preparando el próximo Mundial de Sudáfrica, una vez se ha recuperado ya de la lesión que padeció precisamente ante el Barça en los cuartos de final de la Champions. Pero Cesc no se detiene en su deseo de recalar en el Camp Nou junto a sus viejos amigos de la cantera, como Piqué y Messi. Ahí le esperan con los brazos abiertos.

"Me encantaría que viniese, es un jugador perfecto para el Barça", dijo ayer Carles Puyol, el capitán azulgrana, convencidos de que, tarde o temprano, acabarán juntos. Si fuera por Cesc, sería ahora mismo. Pero el Arsenal ha endurecido las negociaciones con el Barça --están en una fase embrionaria aún --como respuesta tras constatar algo que ni creía el técnico Arsene Wenger.

FELIZ CONVIVENCIA Después de siete años de feliz convivencia, Cesc acudió la pasada semana a Londres para decirle al entrenador del Arsenal que se quería ir al Barça. Wenger intentó persuadirle, pero no le convenció. A sus 23 años, el futbolista ha tomado la decisión de abandonar Inglaterra. Tiene esa firme voluntad, diga lo que diga el técnico que lo ha encumbrado en la elite del fútbol europeo. Pero ese vínculo emocional se ha roto, por mucho que Wenger intente prolongar la relación. Cesc está eternamente agradecido a su técnico y al Arsenal, pero al mismo tiempo, también entiende que le ha devuelto todo en el campo.

MAXIMA PRESION Por eso, en el plazo de una semana tomó dos decisiones que no había adoptado en los años anteriores, a pesar del acoso de otros grandes clubs, especialmente el Madrid, para contratarle. Primero, hizo público en Port Aventura durante una rueda de prensa que solo dejaría el Arsenal para recalar en el Barcelona. De este modo, al igual que sucedió con Villa, evitaba una subasta pública sobre su futuro. El Arsenal se ampara en que el futbolista catalán tiene un contrato firmado hasta el 2014. Una vez posicionado públicamente "o el Barça o nadie", vino a decir, se lo transmitió a Wenger visualizando ya la ruptura. De momento, es privada. Pero en función de cómo se desarrollen las negociaciones, esas diferencias podrían salir incluso de los despachos.

Cesc, mientras tanto, mantiene silencio, sumergido en el camino hacia Sudáfrica, compartiendo confidencias con Piqué, su amigo del alma, Puyol, Xavi, Iniesta y el resto de los azulgranas concentrados con la selección. "Me gustaría verlo con nosotros", reiteró el capitán azulgrana. La estrella del Arsenal calla, pero su padre, en cambio, no ha dejado de lanzar mensajes en las últimas horas sobre la operación. Las negociaciones entre el Arsenal y el Barcelona van a ser muy largas. Ambas partes se van a tener que sentar varias veces porque el tema es complicado. Una solución que, en pricipio, está complicada pero que, ni mucho menos, está descartada en cualquiera de su final.