El pesimista se quedó ayer con la ruptura de un acuerdo inmejorable para el Córdoba CF valorado en 3,2 millones de euros, una ciudad deportiva nueva montada con todo lujo de detalles, rentable y asumible económicamente gracias al arrendamiento de la zona comercial, y una nueva entidad que abortó, la que fue llamada Unicajasur, y que daba sostenibilidad y respaldo a un proyecto de fútbol que apuntaba a Primera. Este sueño, que tuvo borrador, voló en la madrugada del sábado con la intervención del Banco de España en Cajasur. Este final de trayecto apalabrado la semana pasada después de meses de arduas negociaciones a varias bandas (club, máximo accionista, Cajasur y Unicaja) puso toda la dureza en los gestos serios en la tradicional recepción del Córdoba CF, ayer en la Feria.

El optimista se agarra a Cajasol como un clavo ardiendo. Las buenas relaciones que tiene el presidente del Córdoba, José Miguel Salinas, con su homólogo de la entidad de ahorros, el castreño Antonio Pulido, llevan semanas forjando un acercamiento entre ambas instituciones, que parecía inviable en un escenario bajo el amparo de la fusión entre Cajasur y Unicaja. La tradición manda. Tras la llegada de los interventores del Banco de España, que se antoja incompatible con el mantenimiento de estos acuerdos a varias bandas, la única alternativa posible que le queda al Córdoba es buscar la liquidez por otra parte. En otra caja de ahorros o entidad bancaria.

En la actualidad, el Córdoba tiene tres problemas. El deportivo es el que menos preocupa, por cuanto pasa por una victoria o empate este sábado ante el Cartagena. El económico se bifurca entre la deuda a corto plazo, que le coloca en un escenario al borde de la bancarrota por el adeudo de las dos últimas nóminas, que de no afrontarlas empuja a Hacienda y Seguridad Social a reclamarle la deuda de 2 millones de euros que mantiene con ambas. Y a medio plazo con el cierre de la temporada valorado en esta cantidad, aproximadamente. Si la semana que viene el Córdoba no ha pagado una de las nóminas a la plantilla, se haría efectiva la reclamación. El escenario a medio plazo es el menos preocupante, ya que hay tiempo para reaccionar y negociar con alguna entidad. El tiempo corre en contra del Córdoba. Pero también de su propietario. El acuerdo que ayer adelantó este periódico, por el que iba a percibir en adelanto del patrocinio con Cajasur por las dos próximas temporadas 1,2 millones de euros, además de otros dos millones en otra operación más compleja entre la futura entidad y Prasa valorada en 14 millones de euros y respaldada tanto por Cajasur como por Unicaja, despejaba todo problema económico en el club blanquiverde. Para más inri, sin deudas, en una aportación directa de capital por parte de Prasa. Sin embargo, en el nuevo escenario todo cabe.

A pesar de que el presidente del club ha insistido en las últimas horas en que la Ley Concursal "está descartada", lo cierto es que es una de las cuatro alternativas que maneja --y de la que habló a sus jugadores en una filípica en el vestuario la semana pasada, según pudo ayer conocer este periódico de fuentes de la plantilla--, pero la más improbable; por este orden, el Córdoba negociará un nuevo patrocinador --ya hay conversaciones con Cajasol y mañana se harán más intensas-- que le adelante parte del contrato para sufragar la falta de liquidez inmediata. Otra opción es una venta, también improbable. Y la última, y no menos complicada, por no decir que imposible, que el Banco de España acepte el compromiso del adelanto del patrocinio y la operación con Prasa.

El asunto de la ciudad deportiva no es baladí. La futura entidad estaba también dispuesta a facilitar un crédito de alrededor de 3 millones de euros que iba a ser sufragado en parte por el canon de arrendamiento a un promotor de los 20.000 metros cuadrados destinados a uso comercial en la futura ciudad deportiva de Las Quemadas. Es decir, en torno a 300.000 euros anuales, aproximadamente. Una operación que pasa también a un segundo plano y que se enquista.

Con este panorama, cualquier duda que genere la situación deportiva tras la última derrota, con el equipo a seis puntos del descenso, pasa a ser menos importante en la supervivencia del club. Tanto es así, que ayer, incluso, José Miguel Salinas recordó en broma que "el alcalde nos ha comentado que no estaría mal llevar el título de Banco de España, que eso nos da seriedad y, además, quién le va a colar un gol al Banco de España". Al menos, la gravedad de la situación que atraviesa el Córdoba no le ha hecho perder cierto optimismo a sus rectores. Son hombres de grandes retos.