Los torneos de selecciones nacionales, como el Mundial que empieza en Sudáfrica el 11 de junio, están cada vez más eclipsados por los de clubes, ya que, en términos generales, los enfrentamientos futbolísticos entre estados o naciones han perdido interés ante torneos como la Liga de Campeones o la Copa Libertadores.

En estos días se vive el tránsito del interés del fútbol de clubes. Así lo señala el sociólogo Ramón Llopis-Goig, director y coautor del libro "Fútbol postnacional. Transformaciones sociales y culturales del deporte global en Europa y América Latina", en el que ofrece análisis de estudiosos del fútbol de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, España, Perú, Uruguay, Portugal o el Reino Unido.

Llopis-Goig considera que el "espectacular auge" que durante los últimos quince años han tenido torneos como la Liga de Campeones "consagra la separación institucional del fútbol respecto al Estado-nación y muestra la aparición de nuevas articulaciones identitarias".

Entre los factores que han contribuido a nivel mundial a este predominio de los clubes sobre las selecciones se encuentra para Llopis-Goig "la realidad actual de un mercado mundial de futbolistas y las crecientes exigencias de rendimiento hacia ellos por parte de los clubes".

Este profesor de la Universidad de Valencia destaca que, con independencia del papel de clubes y selecciones en el panorama actual, el fútbol ofrece una serie de cifras que demuestran su supremacía entre los demás deportes. Por ello recordó que a escala mundial hay 1,5 millones de equipos y más de 300.000 clubes, con cerca de 250 millones de personas vinculadas a este deporte, es decir, más del cuatro por ciento de la población del planeta.

También indicó que hay más federaciones nacionales que países afiliados a la ONU, por lo que el fútbol ha adquirido tal dimensión que se ha convertido en "el fenómeno global por excelencia".

John Williams, responsable del capítulo del libro dedicado a Inglaterra, mantiene que en el fútbol de su país hay cada vez más tensión entre los sentimientos hacia clubes y selecciones, no tanto entre los seguidores de clubes pequeños y tradicionales, sino, sobre todo, entre los de los equipos importantes, que compiten habitualmente en el extranjero.

No todas las tendencias son idénticas, ya que el artículo sobre el balompié uruguayo escrito por Adriana Marrero y Ricardo Piñeyrúa, destaca la incidencia que tuvo el título mundial de 1930 sobre "la conformación de una unidad indisoluble ente fútbol, nación y Estado en el imaginario colectivo" de Uruguay.

Desde Argentina, Pablo Alabarces insiste en un aumento de las simpatías a los clubes. Una tendencia similar apunta David Wood respecto a la importancia de la selección en el fútbol peruano.

El sociólogo Ramón Llopis-Goigotros concluye que "el fútbol comienza a revelarse como catalizador de orientaciones identitarias trasnacionales y subestatales".