La vergüenza que ha significado el (viejo) Nuevo Arcángel muestra su cara más irónicamente bochornosa en estos días, cuando se han iniciado las labores de demolición del fondo sur con los trabajos de desmontaje de diversos elementos del mismo. El marcador, que causaba risión entre más de un visitante y que fue jubilado en esta misma temporada con la colocación de dos luminosos (uno en preferencia y otro en tribuna) fue cortado ayer y mandado al desgüace, en donde le espera un mejor futuro a modo de vigas, vallas o perchas. En todo caso, una existencia más digna y práctica.

El caso es que los operarios de la empresa encargada para la demolición de la masa de ladrillo se han atrevido con el marcador y otros elementos, pero ya el dueño de la firma tiene claro que lo de encaramarse por la zona habrá que dejarlo en cuarentena. Las grietas han evolucionado en zanjas y no peligra que alguno se lesione, es que podría ser engullido directamente por alguna. La inestabilidad es evidente y el canguelo, generalizado. Tanto, que el consejero de Infraestructuras de la entidad blanquiverde, Ernesto Hita, ha dado orden de que ningún vehículo de los que deben acceder al estadio por la Puerta Maratón se quede parado bajo esta. Es más, ha limitado el acceso a los estrictamente necesarios y que el paso por la abertura se haga más bien rapidito. Ni maratones, ni espríns. Usain Bolt, el hombre más rápido del mundo, se jugaría el tipo.

El dueño de la empresa adjudicataria de la demolición, Excavaciones Juan Jiménez, lo tiene tan claro que ya ha comentado que la misma se hará colocando una máquina tipo pluma entre la preferencia y el mismo fondo. Riesgos, los justos. Todas las traviesas y tubos de soporte que mantienen viva artificialmente la estructura y que son de propiedad municipal se recogerán de los escombros.

Francisco Tejada, de visita ayer por El Arcángel para asistir a un programa de radio, confirmaba que el derribo será al finalizar la Feria. La inquietud surgía en alguno con los 132.000 euros (céntimo más o menos) que costará el derribo del monumento a la birria. Total, si se orienta la megafonía de alguna atracción hacia la mole, esta no resistirá las vibraciones. O ni eso. Tiene la pinta de que, en el fondo, se caerá él solito, sin ayuda .