Nadie dijo que fuera a ser sencillo. Nunca pueden decirse cosas así cuando se trata del Atlético. Pero el equipo rojiblanco supo asimilar anoche todo el esfuerzo y el sufrimiento del mundo para volver a levantar un título continental (2-1). Consumó el milagro en que ha acabado convertida su temporada con un triunfo agónico en el último tramo de la prórroga y se llevó la Liga Europa, un trofeo al que venerarán a partir de ahora después de 14 años de travesía en el desierto. Es el tiempo que ha pasado desde el recordado doblete, una palabra más fresca que nunca en el ideario rojiblanco porque la semana que viene espera la final de la Copa contra el Sevilla.

Las estrellas estuvieron a la altura requerida. Entre Agüero y Forlán, autor de los dos goles, encumbraron al Atlético, que supo sobreponerse a la contrariedad para poder abrazar la Liga Europa. Un tanto del uruguayo en el minuto 116, cuando la cabeza de De Gea empezaba a estar exclusivamente ocupada por los penaltis, acabó con la película, convertida finalmente en el episodio triunfal que todos los atléticos necesitaban.

La puesta en escena no tardó en confirmar lo que todo el mundo sabía: que el Atlético tiene más fútbol y mejores futbolistas y que el Fulham no pasa de ser un grupo más o menos entusiasta que no intenta hacer más de tres cosas para poner en marcha su juego directo. Siempre con la referencia de Zamora incrustado en la defensa rival.

SIN PRISAS / Empezó sin prisas el equipo madrileño y en su primera llegada estuvo a punto de poner la final de cara. Una contra llevada por Agüero acabó con el balón a pies de Forlán, que cruzó con la zurda y estrelló la pelota en el palo. Fue el preludio, con un amago de Davies que neutralizó De Gea entre medias, de la eclosión del Kun. Encadenó unas cuantas maravillas que bien pudieron dejar para el arrastre al Fulham, pero no hubo posibilidad de que Forlán acabara rematando entre los bigardos de la zaga inglesa.

No desesperó el uruguayo y acabó encontrando su oportunidad en una internada de Reyes. Trazó la diagonal el utrerano y pasó a Simao, que tocó para Agüero; este intentó el disparo, que le salió pifiado y acabó convertido en una asistencia para Forlán, que marcó sin problemas (m. 32). El gol pudo matar al Fulham, que pareció quedar a merced de un Atlético crecido y decidido a poner más tierra de por medio.

Se precipitó entonces el fantasma que nunca deja de amenazar cuando se trata de la defensa rojiblanca. No cerró nadie por la derecha, Perea dejó hacer a Zamora, quien abrió para Gera, que metió a la olla con tan mala fortuna que el forzado despeje de Assunçao fue una prolongación hacia Davies, que empalmó sin opciones para De Gea (1-1, m. 37).

CAMBIO DE PAPELES / Pese al revés, el Atlético no paró. Continuó en su empeño, se volcó y Forlán estuvo cerca de repetir al borde del descanso con un gran disparo. Con el sedimento de la tensión en el intermedio, en la continuación el marco resultó radicalmente distinto. Fue el Fulham el que apretó y quitó el balón a los rojiblancos, que perdieron el norte por momentos. Menos mal que estuvo De Gea para serenar los ánimos de sus compañeros, que no veían la forma de mantener la vertical.

Tiró como pudo el cuadro madrileño hasta el final, incluida una ocasión de Salvio, y se vio en una prórroga cuesta arriba por la mejor condición física del rival. Pese a la fatiga, Agüero y Forlán volvieron a encontrarse. Domínguez sacó desde la defensa, Jurado hizo llegar el balón a Agüero, que hizo un lío a Baird y centró al área chica, donde el doble Bota de Oro hizo honor a su fama con un tanto de espuela (m. 116). La Liga Europa tuvo dueño por fin.