Si en el Córdoba de los últimos lustros hay un año extremadamente mediatizado por la economía ha sido este 2009 que ahora termina. Ya en los últimos meses de Rafael Campanero al frente de la entidad blanquiverde, el de Almodóvar avisaba de la situación presupuestaria del club, que ya sin mecenas que lo protegiera estaba abocado a sobrevivir confiado en sus propias fuerzas. El cambio de presidente trajo el mismo mensaje, aunque el convencimiento de la masa social se hizo patente. José Miguel Salinas lo ha dicho por activa y por pasiva y todos sus movimientos han ido encaminados a crear andamiajes sobre los que se sustente el edificio cordobesista. La Sociedad Anónima (Deportiva) Córdoba CF continúa con sus gestiones en el Ayuntamiento y en Cajasur, pero la obligatoriedad radica en que los resultados en los libros deben ir acompañados de otros sobre el césped. Cuanto antes cuadren los segundos mejor resultarán los primeros. Todo hace indicar que el trabajo de los consejeros, y en especial de Salinas, van dando sus frutos. El primer club de la ciudad depende de ello y, tras él, una masa social de casi 10.000 abonados.