En una pequeña playa privada de Abu Dabi, a los pies de uno de los hoteles más lujosos, un grupo de jóvenes en bañador jugaban ayer un partido de futboley. Sonrientes, relajados, se lo pasaron en grande sin nada en qué pensar más que en divertirse. Pero no están aquí de turismo. Mañana les espera otro partido. Y no precisamente en la arena. Será en el césped y ahí no habrá risas como ayer. A ese grupo de jóvenes le queda un último esfuerzo para ser los dueños de todas las copas. El problema es que no será cuestión de pasar el balón por encima de una red. El Estudiantes es una roca y todos saben que va a pegarles duro. Tiene el gen argentino, ligado además a la escuela bilardista, y eso infunde mucho respeto.

El Barça se prepara para una pelea de las de verdad. O eso es lo que espera que sea la final. El Estudiantes no está para morir con una flecha en el pecho como el Atlante. Un equipo argentino nunca pone la otra mejilla, y esa personalidad es la gran preocupación azulgrana en estos momentos. Para el campeón suramericano, además, este es el partido del año y se dejará la vida.

Guardiola tiene ya en la mano unos cuantos vídeos del rival y es probable que se le cierren los ojos en la cama repasando en la tele de su habitación alguno de esos DVD. Un amigo argentino les ha grabado unos cuantos partidos del Estudiantes y, no hay duda, caricias, pocas.

UN ESTILO INCOMODO Entre la plantilla ya circula una comparación ante el partido que se espera. Salvando las distancias, el Estudiantes tiene un aire parecido al Espanyol. "Si jugando con tres argentinos ya nos dan muchos problemas, imaginaros con once. Como marquen en el minuto 5 como los mexicanos, con ellos no hay partido", comentaba ayer un miembro de la expedición, en referencia al carácter que ha exhibido el equipo de Pochettino en los dos últimos derbis. Un estilo que incomoda a los azulgranas y que provoca una mezcla de desesperación y ansiedad. "Sabemos que los argentinos son muy competitivos y agresivos, son guerreros", advertía Xavi, uno de los que estuvo peloteando en la playa, como todos los que participaron en la semifinal.