Me apunto a esa corriente donde los hechos significan más que las palabras (promesas), por muy bien que estas suenen. El aluvión de preguntas que ayer provocó la entrevista digital con Lucas Alcaraz, más de un centenar --y muchas sin poder ser validadas por el colapso en la web-- está a la misma altura de interés mútuo que la respuesta del técnico del Córdoba, que tras dos horas de encuentro con los internautas no había quien lo alejase de la pantalla del ordenador. Y vaya si disfrutó...