Hay castigos que no hacen apenas daño. Hay sanciones, como la que impuso ayer a la FIFA a Diego Armando Maradona, el seleccionador argentino, que tienen un efecto más simbólico que real. La mala educación y la grosería del técnico --"que la chupen y la sigan chupando", bramó irritado ante los periodistas tras clasificar a Argentina para el Mundial de Suráfrica-- tan solo le impedirá estar dos meses alejado del fútbol (del 15 de noviembre, ayer, al 15 de enero). Dos meses, además, en los que se incluiría, por tanto, el amistoso con la Catalunya de Cruyff previsto para el próximo 22 de diciembre si se concretan las negociaciones.

Pudo elegir la FIFA un castigo ejemplarizante por la gravedad de los insultos sin reparar en la dimensión mediática del autor. Pudo elegir castigarlo porque hay actitudes que no se pueden tolerar. Sea quien sea el que las haga. Pero llegado el momento, todo fue mucho más suave de lo que se esperaba. A pesar de que Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, había adelantado que se juzgaría al técnico argentino por el artículo 58 del código disciplinario, ese que se refiere a casos de expresiones humillantes y denigrantes de carácter racista. Llegado el momento, Maradona fue castigado por el artículo 57 de ese código, que condena "cualquier medio, sea a través de gestos o de palabras, que afectan al honor de una persona".

"ARREPENTIMIENTO SINCERO" Ayer, tras perder contra España en Madrid, Maradona se subió a un avión camino de Zúrich para presentarse ante la comisión disciplinaria de la FIFA. Llegó, eso sí, una hora tarde a la cita. Estaba acompañado de Julio Grondona, hijo del presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y del abogado Hugo Pazos. Durante 40 minutos dio su versión. "Pidió disculpas a la FIFA y a la gran familia del fútbol mundial", comentó Marcel Mathier, presidente de la comisión disciplinaria. "Se tomó en consideración las disculpas y el arrepentimiento sincero del técnico al adoptar la decisión, que le fue comunicada a Maradona tras la audiencia", explicó la FIFA en un comunicado.

Esa disculpa y el trabajo diplomático previo por parte de la AFA, que envió una carta a Blatter para atenuar el castigo, fueron los factores que ayudaron a Maradona. Se esperaba un castigo ejemplar de cinco meses y cinco partidos oficiales, con lo que habría quedado muy dañada su imagen porque incluiría los del Mundial de Suráfrica. Y, finalmente, han sido dos meses de suspensión con un solo partido incluido en ese periodo: el de Catalunya en el Camp Nou si se juega, y 25.000 francos suizos de multa (unos 16.500 euros).

Después de imponer ese castigo simbólico a Maradona, reconocido así incluso en la propia Argentina, ahora al técnico le toca disfrutar prácticamente de dos meses de vacaciones, solo con la posibilidad de volver a Barcelona por Navidad. Por si acaso, la FIFA le ha avisado de que "cualquier repetición de un incidente similar en el futuro provocará sanciones más severas".