El Lucena cayó derrotado con un gol en el descuento y en propia meta de Sarmiento en un partido donde el conjunto dirigido por Monteagudo trabajó a destajo para llevarse un empate. Y todo cambió a raíz de la expulsión de Domingo en el minuto 71. Quizá se echó en falta algo de ambición cuando ambos conjuntos estaban en igualdad numérica. Pero tal y como trascurrió el encuentro y tras quedarse con uno menos el empate se daba por bueno hasta que llegó la desgraciada jugada que desniveló el marcador. Pasado el primer cuarto de hora llegó la primera oportunidad. José Carlos recibió un balón en el vértice del área y tras marcharse de dos defensores lucentinos disparó algo escorado al lateral de la red. El Lucena reaccionó y respondió con su primera llegada al área con un disparo potente de Cabello que se marchó fuera por poco. A partir de aquí el juego fue más dinámico y Sevilla y Lucena buscaron con más intensidad la portería rival. En el minuto 26 el meta Toni García rechazó un esférico que quedó en la frontal, allí el sevillista Barranco intentó una vaselina con Toni García en el suelo pero el balón se fue ligeramente alto.

Tras unos minutos de agobio el Lucena se deshizo de la presión y Abraham dirigió a su equipo con sus internadas por la banda izquierda que no encontraron rematador. Los pupilos de Alberto Jiménez Monteagudo en los últimos minutos de la primera mitad tuvieron mayor presencia en el centro del campo, esta circunstancia hizo que el cuadro cordobés controlarse el ritmo de partido y aumentara la posesión de balón. El Lucena jugó sus mejores minutos y disfrutó de dos ocasiones para ponerse por delante: primero Cabello rompió la línea de fuera de juego pero el delantero, en su afán de regatear, perdió una inmejorable ocasión de gol. Era el minuto 42. Tres minutos más tarde Abraham, en una jugada personal, disparó desde el vértice del área y el balón salió lamiendo el palo.

En la segunda mitad ambos equipos salieron con nuevos ritmos. Los lucentinos salieron presionando la salida del cuadro sevillista. A su vez esto provocó que la defensa tuviera más huecos, y la primera ocasión la tuvo Rodri, pero detuvo Toni. El Lucena de todas formas se mostraba cómodo sobre el césped, triangulando con mucho sentido y llegando con peligro; sin embargo la falta de acierto les jugó una mala pasada. En el 94, en una falta sin aparente peligro, Sarmiento introdujo el esférico en su propia portería.