El Sporting, a base de orden y entrega, sumó un punto ante un Real Madrid con muchas bajas, pero que dista de ser el equipo que se le supone por su potencial económico. Ayer, en El Molinón, vio como un modesto se le subía a las barbas y prolongaba la incertidumbre que rodea su juego.

El Real Madrid llegaba a Gijón tras el varapalo sufrido frente al Milán en la Liga Europea y con muchas ausencias de hombres importantes: Cristiano Ronaldo, Benzema o Higuaín y enfrente iba a encontrarse con un Sporting en el mejor momento de las últimas dos temporadas.

En este contexto El Molinón registró un lleno absoluto con un público entregado a su equipo y espectante por si podía presenciar en directo la que sería la primera victoria sportinguista ante el conjunto blanco desde hace 15 años.

La salida local sorprendió al Real Madrid, que se vio encerrado en su propio campo por el juego rojiblanco rápido y vertical que puso en apuros desde el primer minuto a la cuestionada defensa blanca en la que Garay fue la sorpresa de Pellegrini, que dejó a Albiol en el banquillo.

Luis Morán por la derecha entraba como quería ante un impotente Marcelo, que mostró una vez más sus querencias ofensivas y en una de esas penetraciones el extremo sportinguista colgó el balón para un remate alto de De las Cuevas en la primera clara ocasión local.

El peligro blanco llegó siempre por la banda izquierda con las internadas de Marcelo y con las acciones individuales de Kaká, que fue el que primero puso a prueba a Juan Pablo con un disparo desde el borde del área al que respondió bien el portero sportinguista.

Poco a poco el Real Madrid fue haciéndose con el control en el centro el campo, pero la defensa del Sporting estuvo muy centrada e impedía cualquier remate fácil del conjunto madrileño que tuvo su segunda oportunidad en un barullo en el área local en el que Raúl disparó flojo y ajustado al poste.

Una fea entrada de Sergio Ramos a Barral y una mano de Raúl conllevaron sendas tarjetas en el tramo final de la primera parte en el que de nuevo el Sporting se adueñó del balón y tuvo la mejor oportunidad de estos primeros 45 minutos cuando De las Cuevas, tras driblar a Marcelo, encaró a Casillas y chutó ajustado al poste, pero el portero madrileño salvó a su equipo.

La salida del Real Madrid en la segunda parte no tuvo nada que ver con la del inicio del partido. Se mostró mucho más ofensivo y la defensa rojiblanca empezó a pasar apuros, fruto también del desgaste. De este modo, el Sporting aguantó las acometidas, muchas veces sin sentido y casi siempre a balón parado, de un Madrid que sigue sin rumbo en una lucha contra sí mismo.