Cuando a un entrenador le da por inventar con la competición en marcha, se añade un factor de riesgo más a los partidos. No suele traer buenas consecuencias si el experimento falla. Lucas estuvo por inventar frente al Nástic. ¿Por qué? Aunque el Córdoba CF contaba por victoria cada partido en El Arcángel, aunque se encontraban disponibles todos aquellos jugadores que habían encadenado el mejor arranque en casa de los blanquiverdes en una década, Lucas tiró de la probeta y ésta acabó estallando por los aires, como cuando en el laboratorio la química emplea un componente inadecuado. ¡Boom! Al granadino le dio por ubicar a Javi Flores contranatura, en un espacio, la banda derecha, que presenta infinidad de contraindicaciones para un jugador que no tiene en la velocidad en carrera ni en el espíritu espartano del esfuerzo ninguna de sus virtudes. Y Javi Flores acabó tan perdido como un esquimal en el Sáhara. Y eso es concederle demasiada ventaja a un rival que vino a darle de probar a Alcaraz de su propia medicina, es decir, a plantear un partido de escasa imaginación pero a ver quién era el más disciplinado en la defensa de la posición y el más fuerte en la presión. No hubo que esperar a la expulsión postrera de Arteaga, el Córdoba-Nástic fue un diez contra once desde el comienzo, porque el Kun de Fátima estuvo pero no estuvo. La cosa es que cuando Alcaraz confirmó que Flores da tanto rendimiento en la banda diestra como el que daría servidor en un simposio de astrofísica, ya no supo encontrarle ubicación, ora en la banda zurda, ora de mediocentro. Nunca a un jugador se le habrán dado a lo largo de un partido tantas oportunidades como ayer al irreconocible Javi Flores, que pasó por todas las zonas del campo- menos por la suya natural. Inventos.