Cómo ha quedado el Córdoba? Solo un empate. ¿Ves como pasaba lo que te dije? Más o menos es lo que me vino ayer a decir mi hijo, secuestrado por ese derrotismo o lo recurrente en esta ciudad: no pringarse por nada, a no ser que sea un caballo ganador, claro. Es lo que se estila. No hay matices en la crítica, que es legítima siempre que no sea absoluta. Sin embargo, cuando ésta se aplica a uno mismo, la cosa cambia, incluso en él. Puede que sea por sus nueve años de edad. Apenas hace dos, cuando realizó en la escuela una especie de examen voluntario, la maestra en cuestión le puso un aprobado por los pelos y llegó a casa más mosqueado que un mono. "Es que me examiné porque quise y, solo por hacerlo me tenía que haber puesto un notable", razonaba, sorprendido y dolido aún por el aprobado raspado. Tras explicarle el mérito del esfuerzo lo entendió. Hay quien muchos años después, ya en plena adultez, aún espera el aprobado o la nota alta "porque ha venido".