El Al Ittihad, un equipo sin repercusión internacional, sonrojado días atrás por el ecuatoriano Liga de Quito, dejó en evidencia la puesta en marcha de la nueva maquinaria blanca, incapaz de sacar adelante el duelo, al empatar a uno, ante el entusiasta conjunto saudí en el Santiago Bernabeu, en el compromiso del torneo de la Copa de la Paz.

El reencuentro con la afición vino alentado por el entusiasta proyecto generado por la nueva cúpula blanca. Estrellas de relumbrón para generar aires nuevos en un equipo que languideció hace pocos meses. El desarrollo aplacó el brío. Y las carencias de antaño asomaron durante el partido.

Cada acción local estuvo acompañada de una floritura, especialmente de Cristiano Ronaldo, demasiado pendiente de la expectación que ha generado su llegada al Real Madrid y su puesta en escena en el Bernabeu.

Las grandes carencias blancas siguen en la zaga. Formada ayer por Miguel Torres, Christoph Metzelder, Ezequiel Garay y Royston Drenthe. Sus dudas alimentaron las expectativas visitantes. Con ocasiones impensables, como la de un disparo de Hicham y sobre todo un cabezazo que se marchó fuera de Naif Hazazi tras una mala salida de Dudek.