"¿Galácticos?. No entiendo esa palabra. I don´t understand". Fue la respuesta cargada de ironía de Raúl González a un periodista británico. El capitán sabe el daño que hizo al Real Madrid la etapa con futbolistas de tanta calidad que traspasaban lo terrenal. Con Cristiano, Kaká o Benzema el termino está desterrado.

Las estrellas pasan por el Real Madrid y dejan su huella. Raúl permanece. Asiste a cada etapa del club y quince años después sigue generando debate. La era galáctica en la primera etapa de Florentino Pérez con Luis Figo, Zinedine Zidane, Ronaldo Nazario o David Beckham pasó a la historia y tuvo un triste final. El capitán no contempla el regreso, pese a los millonarios traspasos. Fue la anécdota del inicio de curso. Cada pretemporada arranca con la rueda de prensa de Raúl. La traductora no sabía lo que significaba galáctico, el capitán que había entendido la pregunta realizada en inglés esperó a la traducción, provocó que el periodista repreguntase y ante la risa del resto por su ironía, desterró para siempre el termino "galáctico".

Los mensajes de Raúl iban en la dirección totalmente opuesta. "Humildad, trabajo e ilusión". Es su receta para recuperar el éxito perdido. Para volver a conquistar títulos importantes. Para volver a asombrar a Europa tras cinco años de rotundos fracasos en Liga de Campeones sin pasar los octavos de final.

Pocas cosas sorprenden a Raúl a estas alturas de su carrera, él trabaja al máximo en cada entrenamiento, lidera al grupo en cada carrera, mientras resta importancia al huracán mediático desatado por Cristiano Ronaldo. Cada gesto del portugués es retratado por los medios. Hasta 70 están presentes en Irlanda.

Sólo Beckham había conseguido algo similar. Pero ahora, la cultura del trabajo que hay en la que encaja a la perfección Cristiano, hace pensar a los capitanes madridistas en que no se repetirán los errores del pasado. Paseaba Cristiano camino del entrenamiento, rodeado de guardaespaldas, y todas las cámaras le apuntaban, los aficionados le suplicaban un autógrafo. Dos metros por detrás iba Gonzalo Higuaín, el jugador madridista más brillante de la pasada campaña con la mirada perdida y sin llamar la atención de nadie. Son las cosas del fútbol.

Nunca en la historia del Real Madrid se había trabajado tanto en pretemporada. Manuel Pellegrini no responde con su imagen a la fama de técnico duro, ni asiduo al látigo en su trato a los futbolistas, pero ha instalado algo que sus antecesores no consiguieron.

Tres entrenamientos al día y los jugadores en silencio. En pie a las 6:45 de la mañana, desayuno y a las 8.00 trabajo en el gimnasio. A las 11.30 intensa sesión física repleta de pesas sobre el campo de entrenamiento. Y tras la comida en equipo y la siesta, a las 18.30 horas el remate con una sesión táctica.

"Es la primera vez en mi vida. Es novedoso y está bien. No hemos comido y ya llevábamos dos entrenamientos en el cuerpo", dijo Raúl.