La selección de Brasil fue de menos a más en la primera fase de la Copa de las Confederaciones y presentó sus credenciales al título al haberse mostrado, junto a España, como el equipo más fuerte de la etapa inicial del torneo.

Tres victorias en tres partidos, con diez goles a favor y tres en contra y una clara evolución favorable en su juego, que ha mejorado partido tras partido hasta propiciar una goleada ante Italia en la jornada del domingo, refleja a las claras que Brasil siempre es favorita, pero que en ocasiones, además, ejerce como tal. Así ha sido en una competición marcada por el cansancio inicial del equipo, pero que llega a las semifinales con las pilas cargadas y perfectamente adaptado al clima y al horario sudafricanos.

Carlos Verri Dunga, seleccionador nacional de Brasil, ha tratado de que el equipo utilizara siempre sus argumentos ofensivos para superar a sus rivales y lo ha conseguido, con excepción del segundo tiempo del partido con Egipto, en el que desperdició una ventaja de 3-1, ya que los egipcios empataron y sólo un gol final de penalti, logrado por Kaká, dio la victoria a los brasileños. Tras aquel 4-3, los dos siguientes partidos fueron muy placenteros para la selección de Dunga, que se impuso con comodidad tanto a Estados Unidos como a Italia. En ambos casos el marcador final fue de 3-0, un resultado que se ajustó a lo visto sobre el terreno de juego.

Las ideas futbolistas de Dunga no variaron y en el equipo solo introdujo los cambios que consideró imprescindibles, muchos de ellos por cuestiones físicas.

Julio César, Dani Alves, Lucio, Juan, Kléber, Gilberto Silva, Felipe Melo, Elano, Robinho, Kaká y Luis Fabiano integraron la alineación del primer encuentro.

Recuperado Maicon, que tenía problemas físicos al inicio del torneo, suyo fue el lateral derecho en los dos siguientes partidos, en detrimento de Dani Alves, mientras que la ausencia de Juan fue cubierta por Miranda o Luisao en función de las características del rival.

De cara al segundo partido, Robinho, Kaká y Lusi Fabiano fueron el tridente ofensivo de Dunga, que confió ciegamente en ellos. Con su juego y con el potencial que se le supone a Sudáfrica, Brasil parte como favorita para alcanzar la final, ya que en casi todas las fases del juego el equipo de Dunga ha conseguido que se disputara el partido que más le interesaba, con vocación de ataque.