El Liverpool asestó al Real Madrid un duro golpe en el partido de ida de los octavos de final de Liga de Campeones, en el que los blancos cayeron en la trampa táctica de Rafael Benítez, que conquistó un triunfo histórico gracias al tanto del israelí Yossi Benayoun que engrandece la maldición de octavos.

Real Madrid y Liverpool protagonizaron un duelo inédito en eliminatorias europeas. El fútbol ha cambiado desde la única referencia que habían dejado a Europa dos gigantes que repitieron resultado. Desde 1981, en una final maldita para el conjunto español, en unos años en los que el Liverpool enseñaba a Inglaterra a jugar el balón por el suelo. Pionero en imponer el toque en un país acostumbrado a ver el balón por el aire.

Tanto han cambiado los tiempos y se han abierto las fronteras que el Liverpool llegó al Bernabéu con más españoles en su equipo titular, cinco, que el Real Madrid, tres. Solo Iker Casillas, Sergio Ramos y Raúl González han crecido conociendo las noches mágicas del Bernabéu en Europa. Solo ellos sienten la maldición de octavos que persigue al Real Madrid en las últimas cuatro temporadas.

El duelo entre dos técnicos metódicos, estudiosos hasta el último detalle, como Juande Ramos y Rafa Benítez hacía esperar una batalla táctica que respondió a las expectativas. Como si de una partida de ajedrez se tratase, movieron sus piezas en la búsqueda del fútbol blanco y la destrucción con contragolpes de peligro de los reds .

Faltaba la referencia del Liverpool. Su futbolista total. El capitán. Steven Gerrard no llegó a tiempo para la cita pero desde el banquillo presenció como Xabi Alonso y el argentino Mascherano ganaban la batalla clave del centro del campo ante un Fernando Gago desorientado y Lass Diarra perdido en la pelea.

La ausencia de Huntelaar acabó siendo más importante de lo que se pensaba. El fútbol tiene esos caprichos. El Real Madrid ha encontrado su fútbol más brillante en los dos últimos partidos. Sin su jugador más desequilibrante, Arjen Robben, ha sido cuando con un nueve nato, la movilidad de Raúl e Higuaín entre líneas desató un vendaval de fútbol.

El cambio de dibujo obligado y esperando lucha en la medular, Juande Ramos quiso abrir el campo. Pero el Real Madrid no plasmó la idea de su técnico sobre el césped. Cayó en la trampa de Benítez.

La falta de ritmo madridista y el problema de circulación se agravaban cuando Robben encaraba siempre en inferioridad. Las ayudas del Liverpool frenaban los impulsos de fútbol blancos y el Real Madrid quedó a la espera de una individualidad. La figura de Xabi Alonso se apoderó del Bernabéu. El futbolista que dejó escapar el Real Madrid dirigido por José Antonio Camacho, el que tampoco quiso el Barcelona, se ha convertido en un pilar del Liverpool, una referencia del fútbol europeo que lee el fútbol como pocos. Manejó el tempo del partido. Lanzó peligrosas contras, con Fernando Torres en una lucha titánica con Pepe.

Enchufado al partido, Iker fue decisivo en una rápida salida tres minutos después ante la internada de Benayoun, cuando las alarmas se encendían en casa del Liverpool. Un golpe en el tobillo derecho hacía parar a Torres. Desde este momento no fue el mismo. Aguantó como pudo en el campo hasta el minuto 61, con claros síntomas de cojera, y no pudo explotar nunca sus cualidades. Un nuevo capítulo de una maldición personal que podrá vengar en Anfield. Ayer, ganó al Real Madrid por primera vez en su carrera, pero no lo disfrutó en el campo.

El Bernabéu pensaba en Guti como la única pieza del tablero capaz de desatascar la maraña de Benítez. Ni esas.

El planteamiento de Benítez encontró el premio gracias a Heinze. El argentino regaló una falta sin sentido en una esquina del área que puso el brasileño Fabio Aurelio a la cabeza de Benayoun, que encontró el premio final.