Hasta el técnico lo dice (¿o se le escapa?): una victoria hoy haría, incluso, cambiar el objetivo. Lo que está claro es que un triunfo ante el Xerez haría que, al mirar la tabla, se mirara primero a la mitad y, después, ineludiblemente, abajo. Hasta ahora, solo se mira al puesto número 19. Y él lo sabe. Por eso, ese triunfo sería un punto de inflexión, haciendo que en fechas venideras se recordara como señal de partida, igual que el pasado año. Y con el mismo rival.