El Pozoblanco cayó con estrépito en la tarde de ayer, ridiculizado por un Sanluqueño que dio a los de Rosillo una lección de fútbol, coraje y humildad. La debacle pozoalbense fue total, si se tiene en cuenta que su rival llevaba sin marcar un gol seis jornadas ligueras. El Pozoblanco lo hizo todo mal y eso que al poco de arrancar el partido se adelantó de penalti. El encuentro tenía visos de goleada, pero nadie vaticinaba la auténtica pesadilla que estaba por llegar. El Pozoblanco estaba resquebrajado y sus centrales, Acaíñas y Cubi, parecían un juguete en manos de Salamanca, quien igualó el choque con un disparo seco. Había tiempo, pero no argumentos para reaccionar. En medio del naufragio colectivo apareció el visitante Fran para peinar un balón y alojarlo en las redes de Oscar Benito. Era el premio a la insistencia y a la humildad de un equipo que empezó como víctima y terminó como héroe. Y ese fue el Sanluqueño.