El partido de entrenamiento entre el Real Madrid y su filial, el Castilla, dejó varias conclusiones claras: Guti pide paso, Parejo abre un compás de espera, Drenthe no destaca ni enfrentándose al equipo inferior y Faubert decepciona a todos. Pocas veces un partido de entrenamiento contra chavales jóvenes, ante la masiva ausencia de los jugadores internacionales del primer equipo, puede dar tanto de sí para un entrenador. Juande Ramos tiene que estar contento en este sentido.

El primer equipo ganó por 4-2 con hat-trick´ de Javier Saviola y uno más de Drenthe. La primera lectura es clara: quizá Saviola necesite algún que otro minuto. Los partidos ante los filiales siempre son complicados, porque los chavales se crecen, quieren agradar y pueden ser los involuntarios causantes de alguna lesión producto de su arrojo y ardor.

No fue el caso, aunque los canteranos fueron los que dominaron el juego en los primeros minutos, mostrándose expeditivos en defensa. Fruto de este dominio llegó el gol de Vázquez tras una buena jugada por la banda izquierda. Dudek no pudo hacer mucho más. Con Higuaín y Raúl corriendo por la banda y sin intervenir ni un sólo minuto en el partido. Todo quedaba a expensas de Guti, que reaparecía en 2009.

El segundo capitán, Guti, quizá no esté a tope físicamente, pero volvió a demostrar que es imprescindible en este y en cualquier equipo y que es de los pocos mortales que ve fútbol y que lo puede desplegar en un terreno de juego.

Claro que la decepción del día fue el francés Julien Faubert, y la comidilla de toda la prensa. Está claro que el jugador todavía no está adaptado y puede que no esté a tope físicamente, pero que en un partido contra el equipo filial lo único que haga sea estorbar, parece demasiado fuerte para una cesión de seis millones de euros por cinco meses.

Faubert no corrió, no fue al choque, no tocó el balón y no hizo absolutamente nada. Una auténtica decepción.