El Barcelona de Pep Guardiola vuelve hoy sábado a empezar aunque con la enorme ventaja de tener ya medio camino recorrido. El equipo azulgrana inicia la segunda vuelta de la Liga enfrentándose en el Camp Nou al único equipo que le ha hecho hincar la rodilla y al que no ha logrado meter un solo gol. Todas las dudas que surgieron ese último fin de semana de agosto ante el Numancia, en la primera jornada de la Liga en Soria, se diluyeron a medida que el conjunto azulgrana adquiría una velocidad de crucero, inalcanzable para el resto de rivales, que le ha consolidado como líder indiscutible.

Pero a pesar de esa privilegiada posición, Guardiola sigue con la prudencia a cuestas y cerrando debates que llenan de temor a los culés. Como las polémicas destadas durante esta semana en torno a Eto´o y Leo Messi. Al primero lo envió el martes al vestuario por una salida de tono que no gustó al técnico, quien, sin embargo, desactivó la polémica de un portazo. Algo que ayer tuvo que reiterar. "El caso está cerrado. El episodio ya pasó y es de elogiar el comportamiento de Samuel, un ejemplo durante todo el año". Nada más que decir.

Poco tiempo más destinó Guardiola para dar carpetazo al rumor que sitúa a Leo Messi en la órbita de Florentino Pérez, posible candidato a la presidencia del Real Madrid, en lo que sería un nuevo caso Figo, de pésimo recuerdo para los barcelonistas. "No sé quién será el nuevo presidente del Madrid, ni siquiera si tendrá 150 millones de euros (la cláusula de rescisión de la estrella), o si Leo se querrá ir. Solo me preocupa que Messi esté contento, que sea feliz, con su familia y en el club, y que el equipo le siga queriendo tanto como ahora. Nada más", sentenció el técnico. Segundo portazo.

CRISIS, ¿QUE CRISIS? Hubo un tercero, y fue para rebatir que el equipo haya caído en un bache tras el empate copero en Montjuïc. "El miércoles no estuvimos finos, pero los jugadores aguantaron el tipo como hombres. Ha sido uno de los partidos que más satisfecho me ha dejado. El día que vea que no vamos, os lo diré y reconoceré que hay crisis, pero ahora no hay".

Con el equipo en octavos de la Champions, en los cuartos de la Copa del Rey (la vuelta se juega el jueves en el Camp Nou a las 21.30 horas) y a 12 puntos del segundo en la Liga, ¿quién dice lo contrario?

El entrenador azulgrana se mantuvo fiel a su discurso precavido cara al partido de hoy por la tarde. Da igual que 30 puntos separen a ambos equipos, que uno esté luchando por ganarlo todo y el otro por no descender a Segunda División. El fútbol no entiende de lógicas ni de presupuestos y el Numancia lo demostró en la primera jornada, algo que ayer recordó Pep Guardiola. "Quien espere una goleada, que se lo quite de la cabeza. El Numancia es un equipo ordenado, muy arreglado, con un gran juego posicional y con argumentos para ganar en el Camp Nou. Si ganamos, será al final y con dificultades", dijo el técnico azulgrana.

COMO EL MADRID El preparador vive obsesionado por que los jugadores afronten cada duelo como si fuera una final. "Los futbolistas no me creerán si les digo que el Numancia es como el Real Madrid, pero también al Madrid le íbamos a ganar 6-0 y luego pasó lo que pasó. Lo importante es que el equipo sea consciente de la dificultad y que podamos dar un paso más para tener 53 puntos a las doce de la noche de mañana por hoy y que los rivales, si puede ser, se queden a 15 de desventaja".

Instalado en ese discurso de prudencia y respeto, Guardiola también negó que en la plantilla se haya instalado un aire de desquite para rendir cuentas con el único conjunto que en la Liga ha vencido a los azulgranas. "A veces el sentimiento de revancha te hace perder de vista lo que realmente tienes que hacer para ganar los partidos".

De cumplirse la predicción de Guardiola, el Barça no conseguirá el gol 5.000 en la Liga. Para llegar a esa cifra tendrá que marcar seis tantos al Numancia, pero el técnico no quiere oír hablar de goleadas. Le basta con uno porque lo importante son los tres puntos para una Liga que ha empezado la cuenta atrás.