Mauricio Pochettino se estrenó como técnico del Espanyol con un empate ante el Barcelona, en un partido muy intenso durante la primera parte y que fue perdiendo interés con el paso de los minutos, ya que el conjunto azulgrana no ofreció su nivel de juego habitual y los blanquiazules dieron por buena la igualada.

Bastó un minuto para comprobar el radical cambio del Espanyol. El conjunto blanquiazul, que navegaba a la deriva desde hacía semanas, no parecía el mismo de los últimos meses y en apenas un minuto puso cerco a la portería de Pinto con notable peligro. Hacía tiempo que no se veía una intensidad tan elevada en Montjuïc.

El Barça tuvo muchos problemas para combatir la presión de los locales. La lesión de Márquez fue un nuevo contratiempo para los azulgranas, que fueron incapaces de sacar el balón jugado desde su línea defensiva, ya que ni Cáceres ni Puyol poseen el desplazamiento en largo del mexicano.

Los de Guardiola se sintieron incómodos y echaron de menos una referencia en el centro del campo como Xavi que manejara el tempo del partido. Los de Pochettino, por su parte, no bajaron un ápice su agresividad y continuaron atando en corto a sus rivales aunque les faltó un poco de jerarquía en la medular.

No fue el Barça espectacular ni arrollador de otras veces y hasta el minuto 32 no remató por primera vez a puerta.

El Barça ha malacostumbrado al mundo del fútbol con sus constantes exhibiciones esta temporada, pero en Montjuïc acusó en exceso jugar con un once con presencia mayoritaria de suplentes. Su teórica superioridad menguó ante un rival herido con ganas de agradar a los suyos. Y menos mal que el Espanyol fue perdiendo fuelle con el paso de los minutos, como era de esperar.