Ramón Calderón ya es historia en el Madrid. El hasta ayer presidente blanco presentó su dimisión ante la extrema presión interna y externa. Las fundadas sospechas de arreglo de la asamblea del pasado 7 de diciembre han supuesto el último episodio en la oscura carrera presidencial del hombre que accedió al cargo en el 2006 tras unas elecciones marcadas por las trampas en el voto por correo. Vicente Boluda, uno de los vicepresidentes, se queda al frente del club hasta la celebración de las elecciones, que tendrán lugar el próximo verano.

"Me voy con las manos limpias, con la conciencia tranquila y con menos dinero y salud". Así se expresó un emocionado Calderón en su despedida como presidente. Con lágrimas en los ojos, tras el mismo atril en el que 48 horas antes había apuntado que marcharse era de cobardes o de alguien que tuviera algo que esconder, Calderón quiso dejar un mensaje de pureza antes de hacer pública su dimisión, que era un hecho por la mañana.

El expresidente llegó al club a las 11.30 horas acompañado por su mujer, Teresa. Tras reunirse con sus directivos, dejar el club en manos de Boluda y atar todos los detalles, el casi centenar de periodistas que se agolpaba en la calle, donde no faltó ni la policía a caballo, fue citado a las seis a una rueda de prensa.

LA OPINION DE LA JUNTA. Con una puntualidad inusual, Calderón se limitó a leer un comunicado. En la primera fila se encontraban todos sus directivos, a

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