Rafael Nadal ya está en cuartos de final y no se adivina quién pueda frenarle hasta la final del domingo. Ayer se deshizo del ruso Mijail Youzhny sin oposición. En dos horas y 10 minutos finiquitó por 6-3, 6-3 y 6-1 a un rival que el año pasado le había forzado a jugar al límite de los cinco sets y que a principios de año le ganó la final de Chennai por un humillante 6-0 y 6-1. Nadal se tomó la revancha. No hubo ni emoción. "He jugado un gran partido. Sacando muy bien y sintiéndome muy cómodo en la pista", dijo.

El único momento de tensión fue al inicio, cuando Nadal paró el partido con 1-0 a su favor y 40-30 de Youzhny para solicitar la atención médica después de resbalar y hacer un mal gesto con la pierna derecha. "Noté un pinchazo detrás de la rodilla. Me hizo crash y me asusté bastante", reconoció. Nadal fue atendido sobre la hierba de la pista número 1 por Michal Novotni, fisioterapeuta de la ATP, y uno de los médicos del torneo, Ian McCurdy. Le revisaron la zona afectada y le cambiaron la protección con la que habitualmente sale a jugar. En las gradas, su tío Toni Nadal y su preparador, Rafael Maymó, estaban preocupados. "Temían que estuviese tocado el menisco, pero he jugado sin problemas. De todas formas habrá que esperar hasta mañana para estar más seguros", dijo Nadal.

UNA APISONADORA Una lesión es lo único que podría frenar a Nadal tal como está. En la pista, por su estado de forma físico, su mentalidad y la seguridad de todos sus golpes, asusta a los rivales. Ante Youzhny logró 28 golpes ganadores, tres aces, sacó a una media de 190 km/h y su latigazo de derecha rozó los 150 km/h. Además, en la red ganó 20 puntos de 24, solo cometió 12 errores no forzados y no cedió ni un punto de break en todo el partido. Así, a nadie puede extrañarle que Youhzny, el número 17 del mundo, solo pudiera ganarle siete juegos. Con menos seguridad, pero también implacable, Roger Federer pasó a los cuartos de final. El campeón necesitó cuatro set balls y la ayuda del ojo del halcón para apuntarse la primera manga. Pero después se fue a los vestuarios como el único de los ocho jugadores que quedan que aún no ha perdido un set.

Ayer Ancic se ganó su plaza entre los ocho últimos del torneo tras eliminar en un maratoniano y agónico partido jugado al límite de los cinco sets a Fernando Verdasco, al que venció por 3-6, 4-6, 6-3, 6-4 y 13-11.

Algo parecido le sucedió a Feliciano López, que ganó al chipriota Marcos Baghdatis por 5-7, 6-2, 3-6, 7-6 (7-4) y 8-6. Como Ancic, López también remató su victoria con un ace después de 3 horas y 41 minutos de lucha . No solo eso, durante un momento el tenista español se vio eliminado cuando tuvo que salvar tres match balls en el noveno juego del último set. "Fue un momento límite. Me la he jugado y él después se ha desinflado", decía feliz López por una victoria que le coloca por segunda vez en su carrera en los cuartos de final de Wimbledon después de haberlo hecho en el 2005. Su próximo rival será el renacido Marat Safin.