Pitó el final el árbitro belga y Luis Aragonés recogió su libreta y se marchó por detrás del banquillo sin hacer ruido. El veterano seleccionador español quiso que los jugadores celebraran solos sobre el césped la histórica clasificación de España en el Europeo. Aragonés recibió la felicitación de los Príncipes de Asturias, que bajaron enseguida al vestuario tras disfrutar del juego español en una semifinal apoteósica. "Estamos encantados. Ha sido una auténtica delicia y un privilegio", afirmó el príncipe Felipe en Cuatro . "Estuvimos tranquilos tras el segundo gol", reconoció don Felipe, que ironizó sobre la posibilidad de animar a España en la final. "No sé si habrá sitio", comentó. Tanto los Reyes como el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ya han anunciado su presencia.

Aragonés se mostró serio como siempre. No exteriorizó nada. La alegría iba por dentro. "El equipo juega y toca muy bien. Esta forma de jugar es la que nos ha clasificado para la final", explicó el seleccionador, que solo temió por el equipo cuando Villa se lesionó en la primera parte en el lanzamiento de un libre directo. "Temí en la lesión de Villa porque tiene gol, pero sabía que Cesc podía convertirse en el dueño del centro del campo. Pero nos ha salido cara la final: Villa no podrá jugar ante Alemania", comentó el seleccionador, que también se alegró por él, por los malos ratos que ha vivido en los últimos meses tras el Mundial. "Yo me alegro una barbaridad también por mí, porque me parece fuerte que ahora haya gente que descubra a Luis Aragonés después de 40 años de profesión. Esto no es así".

Ahora toca jugar la final contra Alemania, contra una selección acostumbrada a disputar citas importantes. "Estamos en la final, que es lo que queríamos, será a cara o cruz porque enfrente hay un equipo que se llama Alemania y que es un grande".