Los suplentes de la selección española también están capacitados para ganar. Al menos a rivales como Grecia, la última campeona de Europa, que tiene que marcharse después de arrastrar por Austria su agotado proyecto. España se llevó el partido e hizo pleno en la primera fase con una intensa reacción para remontar el gol marcado por Charisteas en el primer tiempo. De la Red empató y Güiza pudo hacer el arquero después de marcar el tanto de la victoria en los últimos minutos. Los reservas españoles salieron a ganar con la idea táctica que Aragonés desechó para los partidos contra Rusia y Suecia. Con un solo delantero, Cesc por detrás de Güiza e Iniesta en la banda izquierda, los suplentes de la roja pusieron empeño, fueron a más conforme avanzó el partido y finalizaron a un gran nivel después de superar los problemas de engranaje que padecieron en el primer tramo del choque.

Grecia no fue el rival ultraconservador que aterrizó en la Eurocopa para intentar repetir una sorpresa imposible. También quiso ganar, pero acabó derrengada y a merced de unos jugadores que no estaban dispuestos a desperdiciar la oportunidad que Aragonés les brindó. La campeona se despide de Austria con el ánimo encogido, pero no podía entonar su adiós con la raquítica propuesta con la que empezó. No tiene más pólvora que la poca que le queda a Charisteas, pero de entrada no se dejó bailar por el son que quisieron tocar los jugadores del centro del campo español.

ALONSO, AL MANDO Xabi Alonso fue quien más a gusto se encontró. Al del Liverpool no le pesó el disgusto por haber sido desplazado de la titularidad. Todo lo contrario. Mandó, tiró del equipo y a punto estuvo de abrir el marcador con un lanzamiento desde el círculo central que acabó con Nikopolidis estrellado contra el poste. El donostiarra no dejó de intentarlo con buenos lanzamientos de larga distancia, como el que mandó a la madera cuando ya Charisteas había adelantado a Grecia en el marcador.

El delantero griego aprovechó la pasividad de la defensa española para conectar un cabezazo imparable tras una falta desde la izquierda (m. 42).

El empate fue obra de De la Red, tras una dejada de cabeza de Güiza (m. 61). Para entonces España ya estaba lanzada y superaba en todos los terrenos a Grecia, ya con el chivato de sus baterías al rojo vivo. Güiza no dejó de rondar el gol hasta que por fin se encontró el balón que tanto ansiaba. Se lo metió Sergio García y el jerezano cabeceó a placer (m. 88). Lo celebró como acostumbra y permitió a Aragonés igualar el récord de victorias de Clemente (36), aunque con 11 partidos menos (51). También iguala el de triunfos consecutivos (9).