Al fin se puede hablar de metamorfosis en el juego del Pozoblanco. El equipo de Neva sigue dando pasos de gigante para entrar en el grupo de los cuatro mejores estudiantes (ayer accedió a él) y dio un gran golpe de autoridad ante el Sanluqueño, al que le robó la cuarta plaza. La diferencia es que esta vez aliñó la victoria con un juego mucho más peculiar, de mejor textura. Y es que hubo ayer un escalón más de ambición, de frescura y motivación. Por contra, el Sanluqueño amaneció como cuarto y durmió como sexto (también le superó el Linense), defraudando en su visita al Municipal. Y ello con Moreno Rosillo en el banco, al que aún muchos añoran en Pozoblanco, tras su brillante paso por el banquillo vallesano. Después de varios golpes al aire de ambos equipos, el Pozoblanco abrió la lata; lo hizo a través de su mejor hombre en los últimos encuentros, Rubén Ferradas, quien conectó con la cabeza (su especialidad) un buen servicio desde el costado de Alberto. Con la mínima renta pero un juego más prometedor y estético que el de otras tardes, se llegó al descanso.

El Sanluqueño quiso cambiar el guión en el segundo capítulo, pero se encontró con un obstáculo que no preveía. A los cinco minutos, una carga de Moi sobre Ferradas fue sancionada por González Catalán, quien decretó un penalti que transformaría Pedro Curtido, dejando prácticamente los tres puntos en casa. A pesar de ello, el Sanluqueño (ya con menos presión) seguía creyendo en el milagro y hasta se acercó a él después de que Carrasco controlara el esférico en la frontal y batiera a Díaz con una preciosa vaselina. Eran minutos de tensión en el bando pozoalbense, pues se veía cerca la posibilidad de echar por la borda el trabajo de muchos minutos y una ventaja más que considerable de dos tantos. Al Pozoblanco le aterraba la idea del empate, pero justo en el momento más delicado apareció Isidro (que dicho sea de paso, no había tenido una tarde demasiado afortunada) para aprovechar un buen regalo de Curtido y perforar con un disparo ajustado la meta de Jero. Isidro dio así la estocada a un Sanluqueño que no dio síntomas de tener muy buena salud.