A pesar de la juventud de Natalio, Pierini no sufrió en exceso las acometidas del cadista. La movilidad y calidad manifestada por el delantero no pudo imponerse con claridad a la colocación y el saber estar del central, que no pasó apuros ayer en El Arcángel salvo en una ocasión, al iniciarse la segunda mitad, en la que regaló un balón franco a un rival cerca del área blanquiverde.

El italiano demostró ser prácticamente infranqueable por alto. Despejó muchos balones de cabeza y estuvo bien colocado en todo momento. Tampoco Bangoura, que iba a por todas --y daba igual de qué forma-- en cada salto, pudo anticiparse en el día de ayer al jugador cordobesista.

El valenciano, por su parte, dejó bien claro por qué era la joya de la corona del mercado invernal en Segunda División. El futbolista cedido por el Almería corrió con mucho sentido en la línea de ataque y desbordó al centro del campo del Córdoba en el que Endika, por segunda semana consecutiva, no encontró la forma de parar las acciones ofensivas del rival.

Su calificación sube al haber marcado un gol de auténtico oportunista, no exento de clase, tras recibir un balón en el área en un desajuste de la banda derecha de los de Paco Jémez y, completamente solo, regatear e Julio Iglesias para batirle y anotar el 2-1.