"Dar la cara aunque te la partan". Esa parece ser una de las leyes por las que se rige este canario por accidente y cordobés de corazón. Al menos, por las que se rige futbolísticamente, aunque muchos dicen que "se juega como se es", por lo que habrá que pensar que la máxima es aplicable también a los técnicos, sobre todo en el caso del joven entrenador de Fátima, que hace poco admitía que todavía pensaba "como jugador".

Esa sensibilidad le hace alinearse con los suyos de una manera casi devocional. "De Luna Eslava aprendí como jugador y sigo aprendiendo como entrenador". Y retrata la dupla que forman ambos: "Yo soy más echado p´alante y él me para dándome opciones". Eso sí, termina aclarando que "al final, yo decido". Sentido y sensibilidad.

Y, sobre todo, una persona con las ideas bastante fijas y claras, lo que no quiere decir forzosamente que acertadas. Aunque en su caso es difícil rebatir alguna de ellas. "El entrenador no tiene garantizado el puesto ni aun ganando; la historia dice que han destituido a técnicos cuando el equipo iba ganando".

Quizá por ello permanece fiel a esas ideas con las que se ha ganado tantos apegos como desafecciones. "Mi trabajo no va a variar, porque no cambiaré mi forma de ser".

Posiblemente sea esa una de sus señas de identidad más claras: no deja indiferente a nadie. Puede que si no levantara ninguna sensación a su paso, buena o mala, lo llevaría mal.