Lo que hubiéramos dado ayer miles de españoles por una imagen del patrón de Mclaren, Ron Dennis, en los boxes cuando el coche se le vino abajo a Lewis Hamilton, o durante la travesía del desierto que tuvo que pasar su piloto para buscar los puntos, o cuando Raikkonen cruzó la línea de meta como campeón del mundo. Pero McLaren no permitió a la tele que nos diera el gustazo. Nos tuvimos que conformar con la cara de Hamilton padre tragando saliva. Dennis quería recuperar el campeonato del mundo y fichó al mejor piloto, al que puso de compañero a un novato con un futuro extraordinario. Pero, ni el patrón ni su pupilo se conformaron con que este aprendiera y se formara al lado de Alonso. Al jefe de McLaren y a su protegido les pudo la ambición. Hasta tal punto que convirtieron al asturiano en el enemigo a batir. Y como este se encontraba en casa, no resultó complicado eliminarle... La historia es conocida. Pero el tiempo juzga y pone a cada uno en su sitio.