El Sevilla superó al Betis sin sobresaltos en el trámite del "botellazo", que obligó a ambos equipos a disputar a puerta cerrada, en el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe, los treinta y tres minutos que restaban del choque de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey. Veinte días separaban la imagen de aquella botella lanzada desde la grada del estadio bético que impactó sobre la cabeza del técnico Juande Ramos de la desoladora fotografía que presentaba el estadio del Getafe. Aquel botellazo provocó el cierre del estadio Ruiz de Lopera y la suspensión temporal de la eliminatoria, favorable al Sevilla gracias a un gol del malí Frederic Kanouté y que obligaba al Betis a marcar dos goles para acceder a semifinales.

Las gradas vacías del estadio getafense no ayudaron al Betis, que el pasado 28 de febrero, cuando aún tenía esperanzas con el 0-0 de la ida, contaba con una grada a su favor que podría intimidar a cualquier rival. Con el estadio huérfano de parroquianos, y sin cuatro de los jugadores que participaron en el partido del botellazo, el Betis saltó al terreno de juego con la esperanza de lograr la hazaña de marcar dos goles en 30 minutos.

Mientras, el Sevilla, tampoco sacó a cuatro de los futbolistas que estuvieron en el campo bético. Entre ellos, Frederic Kanouté, que finalmente se quedó en la grada por unas molestias en el pubis. Con este lioso guión, el Sevilla fue el que más intimidó desde el principio del extraño choque. Una acción del brasileño Daniel Alves, con caño incluido sobre Romero, fue desaprovechado por su compatriota Luis Fabiano, que mandó la pelota a la grada.

La eliminatoria pudo terminar a los diez minutos de la reanudación. Los hombres de Juande Ramos no daban opción a los pupilos de Luis Fernández. Fruto del dominio sevillista llegó la mejor ocasión del duelo. Alfaro, solo delante de la portería defendida por Contreras, mandó el esférico al cuerpo del guardameta verdiblanco. Parecía el Sevilla el equipo que tenía que remontar la eliminatoria. Jugaba como si tuviera prisa, y ese fue el acierto de Juande Ramos. Hizo probar a Luis Fernández la medicina que el francés iba aplicar a sus jugadores para pasar a la penúltima ronda de la Copa. La presión y las ocasiones fueron para el conjunto que vestía de naranja. Juande convirtió esa medicina en un veneno para el Betis.

Poco a poco se fue apagando el encuentro. Las ocasiones se sucedían en la porterías de Contreras. Primero, Alfaro pudo volver a marcar; después Alves desperdició un claro contraataque; Puerta casi mete el segundo después de una internada por la banda izquierda y, finalmente, un gran disparo desde fuera del área del hiperactivo Daniel Alves estuvo a punto de elevar un nuevo tanto al apagado marcador del Coliseum.

El Betis pagó su actitud en su viaje a Madrid, parecía que estaba de romería. Sólo el brasileño Robert pudo poner emoción al duelo. Su chutazo desde fuera del área pudo crear algo de emoción en el repleto palco getafense. Los cambios se encargaron de dormir el encuentro. Hasta Luis Fernández se animó a perder el tiempo sustituyendo jugadores y colaboró en la agonía bética. Undiano Mallenco añadió tres minutos al choque que sólo sirvieron para prolongar la agonía bética. El pitido final dio por concluido uno de los derbis más largos de la historia, que comenzó en el mes de febrero y concluyó a finales de marzo. Al final, el Sevilla estará en el bombo junto al Barcelona, el Deportivo y el sorprendente Getafe.