Después de trece jornadas de rodillo implacable en El Arcángel, donde han sucumbido los mejores equipos de la Liga, y ha devuelto el orgullo perdido al cordobesismo, al equipo de Escalante sólo le queda seguir haciendo grupo, mejorando el juego, porque difícil se hace pensar que la promoción se escape a falta de doce jornadas, y con 51 puntos ya en el casillero. Ante esta tesitura, el único peligro que corre el Córdoba es morir de éxito. Ya se constató en los seis minutos fatídicos de empanada mental en Almendralejo, y es a lo único que temen en el vestuario blanquiverde. Y es que lejos de pensar en los problemas que puede acarrear un Granada mucho mejor que lo que muestra la clasificación, a Escalante le ocupa más el tiempo confeccionar la lista de convocados, que con casi todos en nómina salvo el lesionado Rubén, empieza a crearle problemas. Bienvenidos sean.

Después de seis semanas perdido por una lesión muscular que parecía menor, Javi Flores, el canterano más seguido de la plantilla, retorna al grupo. Lo normal, vistas las precauciones con que ha llevado el técnico el asunto, es que salga a disfrutar de unos minutos, según vaya el encuentro, en la segunda parte. Quien lo hará desde el principio será su compañero Arteaga, que tampoco jugó el último partido por precaución, y que ocupará uno de los flancos, mientras que en el otro, lo normal sería que estuviera Guzmán. Más madera.

El resto de la alineación, aunque no está confirmada, la formarán los de siempre en El Arcángel. Porque Escalante ha encontrado la fórmula del triunfo, aunque sólo un equipo del peso histórico del Granada, aunque ido a menos, puede arrebatárselo esta tarde.

Por todo, se espera un partido vibrante, ya que pocas oportunidades más tendrán los granadinos de engancharse a la ilusión que ya acaricia su oponente.