El Córdoba dio por finalizada ayer su concentración en Isla Canela. Nueve días de trabajo intenso que han servido, según el técnico, para "hacer grupo y coger fuerzas para la temporada" y en los que ha destacado la buena predisposición de los jugadores y la ausencia de lesiones.

Durante esos nueve días, lo blanquiverdes han comenzado a coger el pulso a una temporada que se presenta con bastantes esperanzas y con la idea corregir errores del pasado y que, como mínimo, permitan al equipo estar entre los cuatro primeros clasificados y disputar las eliminatorias por el ascenso a Segunda División.

Nueve días alejados de las familias y con poco descanso. Son motivos más que suficientes para vivir los últimos instantes en Isla Canela con mucha inquietud, como si las horas no quisieran pasar y llegara el momento de la partida. Atrás han quedado las continuas llamadas telefónicas --algo más caras debido a que en los móviles se metían con frecuencia las compañías portuguesas-- en busca de noticias que les reconfortaran. Como reconfortante fue cuando se enteraron que miércoles y jueves por la mañana iban a descansar, ya que por la tarde tienen su puesta de largo ante la afición.

Pero Escalante ya les ha avisado. Se acaba Isla Canela pero no el trabajo. Hasta que dé comienzo la Liga, todos los jugadores serán sometidos a una extensa gama de entrenamientos en los que volverá a primar el cansancio, si bien ya habrá más balón de por medio, que es una de las cosas que, lógicamente, más gusta a los futbolistas.

Vuelta a casa pero sabiendo que la Liga está a la vuelta de la esquina y que el calendario será muy exigente en las primeras jornadas. Deberán enfrentarse a tres de los cuatro que el pasado curso jugaron la liguilla de ascenso y que no lo consiguieron, por lo que su apuesta ahora es la misma.

Mañana, la plantilla volverá a la cruda realidad después de desconectarse por una horas. Se verán las caras con una afición, deseosa y exigente, que no quiere que sucedan muchas de las cosas que se dieron en el pasado más reciente de la entidad. La afición apoyará a los jugadores y estos tendrán la última palabra. Por lo visto en la concentración, hay muchas posibilidades de que la unión sea un hecho consumado.