Gonzalo Fernández de Córdoba y Ricardo Pozo Rícar , miembros de la secretaría técnica del Córdoba CF, continúan a la espera de que el club les comunique de manera oficial cuál es su futuro como empleados de la entidad. Después de que el presidente del club, Enrique Orizaola, les comunicara de manera oficiosa y, según Gonzalo, "dos semanas después de que el consejo tomara la decisión", que el club iba a prescindir de sus servicios, el ex secretario técnico y el ex segundo entrenador siguen esperando que la entidad mueva ficha, algo que se puede producir en breve.

Gonzalo indica que"no ha habido ninguna novedad", por lo que tanto él como Rícar siguen "trabajando, entre comillas", en los despachos del club. Gonzalo consideró que su tarea está "condicionada" por la comunicación verbal que hizo Orizaola de su inminente salida de la entidad, por lo que su labor se limita a "ver partidos, aunque sin una ocupación específica".

Tanto Gonzalo como Rícar tienen contrato con el Córdoba hasta el 30 de junio del 2008, un compromiso que el ex número 2 de Juan Carlos Rodríguez está dispuesto a cumplir mientras haya "un ambiente con un mínimo de confianza".

TRABAJO El ex secretario técnico dijo "desconocer" si había cometido alguna falta que justificase su despido. "Me he limitado a trabajar para el bien del Córdoba CF, tanto ahora como anteriormente con Juan Carlos Rodríguez", indicó, para recordar que el vínculo que ahora el club quiere disolver se firmó "con el beneplácito del presidente, Enrique Orizaola". Así, Gonzalo considera que "mi único pecado ha sido trabajar para el bien del Córdoba CF".

El ex secretario técnico considera que el hecho de haber estado vinculado al organigrama de Juan Carlos Rodríguez no juega a su favor aunque, recuerda, "también he trabajado con Miguel Angel Portugal y con Rafael Ruiz Coco " en otras etapas de la historia reciente del club, y que siempre ha obrado "de la manera más honrada posible".

Precisamente, el bagaje de haber trabajado con los últimos directores deportivos del club le sirve a Gonzalo para proclamar su "independencia" respecto a las personas para las que ha trabajado. "No sé si eso es un pecado, pero yo lo considero una virtud", concluyó.