El Córdoba no supo mantener ayer la ventaja adquirida por mediación de Javi Moreno y dejó escapar dos puntos que pueden ser muy importantes. El empate, para mayor desconsuelo de los blanquiverdes, se fraguó con un autogol, al marcar Carrión en su propia portería cuando intentaba enviar el balón a córner.

El problema de los blanquiverdes estuvo en el centro del campo, donde no se creó, salvo en los primeros veinte minutos, y parcela en la que llevaron todas las de ganar los animosos jugadores locales por la sencilla razón de que pusieron mucho más empeño en la lucha por los balones.

BAJA EL RITMO Se puede decir que el Córdoba defraudó porque estuvo muy lejos del juego y trabajo desplegado en anteriores partidos.

Los jugadores estuvieron muy precipitados; perdieron el esférico con extraordinaria rapidez; se dejaron desbordar por el ímpetu de los locales y no supieron llevar el partido al terreno que más le beneficiaba.

Solamente en la recta final, cuando el Baza cedió terreno debido al cansancio físico, se vio a un Córdoba más correcto pero con poco peligro.

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