No pocos hinchas se han referido negativamente al aspecto físico que, a priori, presenta Javi Moreno vestido con el uniforme blanquiverde. Si bien esto puede parecer una simple tarjeta de bienvenida por parte de las aficiones del resto de equipos de Segunda División B, es necesario advertir el trabajo y el mérito que ello supone para el Córdoba CF. El jugador, al que no pesan los improperios, descarga de presión a sus compañeros, además de ejercer un liderazgo que no se ve en el vestuario desde que el bueno de Robert Fernández dejó de ser futbolista. Es evidente pues, que el delantero de Silla tiene cada domingo varios duelos: el que juega su equipo con el equipo visitante, el que juega contra los árbitros (que miran sus jugadas con lupa) y con la torcida de turno. Después de ser el centro de las críticas durante buena parte de la temporada debido a sus elevados emolumentos y a su condición de ex Primera, ahora Javi Moreno está comenzando a redimirse con goles y el beneplácito de una afición blanquiverde. Y es que ya son siete los goles de un futbolista que en ningún momento ha dado muestras de ser presuntuoso, que se lleva casi todas las patadas de los contrarios en los encuentros, que da también asistencias y que contribuye a la maduración deportiva del futuro (Javi Flores), si lo que se quiere es un proyecto de cantera. Ayer, ni los improperios ni las manos de plástico que usaba para aplaudir la afición del Baza, pudieron evitar su golazo. Salió por la puerta grande.