La selección masculina de hockey vuelve al primer plano. España, desde el pasado sábado, defiende el primer puesto del año pasado en el Champion Trophy, que se disputa en Madrás (India). El equipo de Maurits Hendriks se enfrentará a las mejores selecciones. India (a la que venció 2-1 el sábado), Pakistán, Holanda, Alemania y Australia, con la que perdió ayer (4-2). España, un equipo de amateurs, formado por estudiantes que aman a este deporte, un grupo que se alimenta de los resultados para sobrevivir, se ha convertido para muchos países en la selección a imitar. España es la referencia.

Nadie entiende cómo un país con 6.000 fichas puede ser campeón de Europa o tener opciones para entrar en una final olímpica. Nadie se explica cómo salen tantos talentos con tan pocos recursos, con tan poco dinero y con tan pocos clubs en España. "Aquí hay una cultura, un pequeño grupo que vive el hockey. Existen las familias, siempre hay un padre o un tío o el abuelo que ha jugado a este deporte. Esta situación no existe en ningún otro país. Es única. Ni en la India, ni en Pakistán. Esta cultura es importante porque el jugador vive el hockey desde muy joven", filosofa Hendriks.

Un capitán de 36 años

Joan Escarré, 36 años, trabaja en la Universidad de Alicante, es el capitán y la mano derecha del seleccionador holandés. Internacional desde 1990 --ha disputado 248 partidos--, Escarré, que se está recuperando de una operación en el hombro que no le ha permitido viajar a la India, se siente un privilegiado pese a vivir en una ciudad en la que ha muerto el hockey de nivel. "Sigo porque me lo puedo permitir". Es un afortunado porque sigue disfrutando del hockey, pero también es un caso único en el mundo. Es un deportista de élite sin equipo, sin campo donde entrenar en Alicante, sin ficha, sin rivales. "Aquí vamos para atrás. Yo he ido subiendo peldaños y lo que me rodea se ha hundido", dice Escarré, que recuerda cómo hace algunos años había 11 equipos de hockey en la ciudad.

Pese a ello, se siente un privilegiado porque la universidad le permite acudir a las citas de la selección. Un internacional puede estar concentrado y compitiendo entre dos y tres meses al año, muchísimo tiempo para jugadores que necesitan trabajar. Por esta razón, todos son estudiantes. "A los jóvenes les recomiendo que estudien varias carreras", dice el capitán.

Sólo perciben unos 18.000 euros por la beca del ADO y siempre que los resultados sean buenos. "¿Por qué hay que depender del resultado? Si pierdes, ¿cómo llegas otra vez arriba? Sólo se premia al ganador. Entonces, ¿cómo llegar otra vez? ¿por generación espontánea? Se premia al que no lo necesita. Si lo haces mal, te quitan la beca. El castigo es demasiado grande", reflexiona Escarré, que sabe de qué habla porque ha estado varios años compitiendo sin beca. Su generación las ha pasado canutas y ahora recoge el premio del trabajo a base de victorias, de medallas, de podios. "Los de mi generación nos hemos llevado muchos palos con el maldito tema de las medallas".

Kiko F bregas, 28 años, ingeniero industrial, 190 veces internacional, es un mediocentro exquisito que pasa por un momento crucial en su vida: hockey o profesión. Luchar por el oro en Pekín o encarar definitivamente su vida laboral lejos del stick. Un auténtico dilema para uno de los mejores jugadores del mundo. El problema es que a estos deportistas se les exige cada día más y no tienen el respaldo del Estado ni de la federación, que no tiene dinero. "El hockey es un deporte profesional sin dinero", resume Kiko, un jugador que se ha creado en el Polo, que ha vivido el ambiente del hockey desde la cuna. Tito, su padre, sus tíos Jorge y Dado, su primo Alex, su cuñado Mariano y él suman 12 asistencias en unos Juegos Olímpicos.

Kiko iba a retirarse tras los Juegos de Atenas porque no encontraba trabajo. Los dueños de la empresa Fain Ascensores se interesaron por él al conocer su caso a través de la prensa. ¿Cómo es posible que un deportista amateur que ha jugado 190 veces en la selección no reciba ningún apoyo del Estado a la hora de buscar trabajo? Ahora es comercial en Fain, que le permite estar con la selección durante dos meses al año. Trabaja de ocho de la mañana a siete de la tarde. Deja la corbata y entrena desde las 20.00 horas hasta las 22.30. "Acabo derrotado. Cada noche pienso si este tren de vida vale la pena". El tema es que, como Escarré, como todos los internacionales, se divierte en el hockey.

Hendriks, un seleccionador perfeccionista que está buscando soluciones a estos problemas, ya se ha reunido con Rafael Blanco, director general del Consejo Superior de Deportes (CSD), para que el Estado encuentre una vía para ayudar a estos deportistas.

Un iceberg llamado Sojo

Víctor Sojo, un cordobés de Puente Genil, es una isla entre una inmensa mayoría de jugadores procedentes de fuera de Andalucía. Ha disputado los tres partidos de España en este trofeo.