"En el vestuario comentábamos que parecía que nadie quisiera subir". Sérvulo Muñoz vive este año el reverso de la situación con la que convive este curso. Si la pasada campaña el manchego formaba parte de un grupo que luchó por el ascenso (y lo consiguió), esta temporada su reto es otro: lograr la permanencia. Y como el pasado curso, no piensa bajar los brazos hasta conseguir el objetivo.

En ambos extremos de la tabla se habla de presión, de ansiedad, de necesidad de sumar y de lograr cuanto antes el objetivo marcado. Sin embargo, Sérvulo sabe que aunque el nombre --presión-- sea el mismo, la sensación no lo es, como no es la misma la expectativa de ingresar en la Liga de las estrellas que la de caer en el pozo de 80 equipos que es la Segunda División B. En opinión del punta, "en la zona de arriba suele pasar que la responsabilidad pesa y se nota". El ejemplo es un Celta de Vigo que de líder intratable ha pasado a caer ante dos candidatos a perder la categoría --Ciudad y Pontevedra--, en dos jornadas consecutivas en las que podría haber cerrado su retorno a la categoría reina. El Alavés (siete victorias consecutivas hasta ahora), "por una cosa u otra parece no sentir la presión", dice Sérvulo, "pero la ansiedad te puede jugar malas pasadas".

Por ello, el punta manchego cree que el hecho de que el Alavés puede cerrar la temporada el próximo sábado es algo "propicio para hacer algo grande allí". Además, los cruces entre los tres primeros de la tabla y la zona baja que se darán la próxima jornada permiten que Sérvulo concluya que "el que más fino ande en esos tres partidos es el que más opciones tiene de salir del descenso". Aunque en la mentalidad del manchego, "las cuentas no me valen, quedan cuatro finales, y si pinchamos estaremos más lejos de la salvación".