El CSKA de Moscú se proclamó campeón de la Copa de la UEFA y en el primer equipo ruso que conquista un torneo europeo, al derrotar por 1-3 al Sporting de Lisboa, que no pudo dar una alegría a los hinchas lusos que llenaron el Estadio José Alvalade, habitual terreno de juego del club portugués, a pesar de llegar al descanso con ventaja en el marcador.

Con esta derrota se repite la historia del pasado verano, cuando la selección portuguesa perdió la final de la Eurocopa ante Grecia en el lisboeta Estadio de La Luz, ante miles de seguidores lusos.

El público, que temía ese desenlace, llevó en volandas a su equipo, el Sporting, que salió, sin miedo, ni presión, a comerse a los rusos, que hacían lo que podían para quitarse la presión a la que los lisboetas les estaban sometiendo.

El CSKA no tenía precisión en los pases y sus intenciones atacantes apenas pasaban del círculo central.

Sin embargo, las embestidas del Sporting se quedaban sin fuelle en los últimos metros, en los que la escasa puntería y las ganas de marcar pronto impedían que la pelota llegase al fondo de las redes defendidas por Akinfeev. Con el paso de los minutos, los rusos, al comprobar que el león no era tan fiero como lo pintaban, se animaron a buscar la portería contraria, aunque con poca fe.

El gol en contra de los portugueses no supuso un revulsivo para los jugadores rusos, que se mostraban incapaces de disparar en más de dos ocasiones a la portería del Sporting. Pero todo cambió tras el descanso, y el CSKA salió con nuevos bríos atacantes y cambió definitivamente cuando el central Alexey Berezutski cabeceó a las mallas. La ansiedad pudo entonces con los lusos que incomprensiblemente se dejaron remontar.